¡Oh, Gran Espíritu, cuya voz oigo a través
del viento y cuyo soplo da vida a todas las cosas, escúchame!
Voy hacia ti como uno mas de tus numerosos hijos; soy débil....
soy pequeño.... necesito tu sabiduría y tú
fuerza.
Permíteme caminar entre la belleza y haz que mis ojos
perciban siempre las púrpuras y encendidas puestas
del sol. Haz que mis manos respeten las cosas que has creado
y da agudeza a mis oídos para que puedan oír
tu voz.
Hazme sabio, de modo que pueda comprender cuanto has enseñado
a mi pueblo y las lecciones que has escondido en cada hoja
y en cada roca. Te pido fuerza y sabiduría, no para
ser superior a mis hermanos, sino para ser capaz de combatir
a mi mayor enemigo, yo mismo.
Haz que este siempre preparado para presentarme ante ti con
las manos limpias y la mirada alta, de manera que, cuando
mi vida se extinga como se extinguir una puesta de sol, mi
espíritu pueda acudir a ti sin nada de que avergonzarme.
"Plegaria
Ojibwa" (palabras de los Indios Norteamericanos)
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