Si
el Yoguin persevera en la meditación interna, si es constante,
tenaz, infinitamente paciente, después de cierto tiempo
aparecen las primeras percepciones clarividentes.
Al
principio sólo puntos luminosos, luego aparecen rostros,
cuadros de la naturaleza, objetos como en sueños, en
aquellos instantes de transición que existe entre la
vigilia y el sueño. Las primeras percepciones clarividentes
levantan el entusiasmo del discípulo. Estas percepciones
le están demostrando que sus poderes internos están
entrando en actividad.
Es
urgente que el estudiante no se canse. Se necesita muchísima
paciencia. El desarrollo de los poderes internos es algo muy
difícil. Realmente son muchos los estudiantes que comienzan,
pero muy pocos aquellos que tienen la paciencia del santo
Job. Los impacientes no logran dar un sólo paso en
el sendero de la Realización. Esta clase de prácticas
esotéricas, son para gente muy tenaz y paciente.
En
la India sagrada de los Vedas, los Yoguis practican la meditación
interna cuatro veces al día. En nuestro mundo Occidental
debido a la preocupación por el diario vivir, y al
duro batallar por la existencia, sólo se puede practicar
la meditación una vez diaria. Con eso es suficiente.
Lo importante es practicar diariamente sin dejar ni un sólo
día. La repetición incesante, continua, tenaz,
al fin pone a girar los chacras y después de algún
tiempo comienzan las primeras percepciones clarividentes y
clariaudientes.
Las
manchas luminosas, los cuadros de luz, las figuras vivientes,
los sonidos de campanas, las voces de personas o de animales,
etc., indican con exactitud que el estudiante está
progresando en el desarrollo de sus poderes internos. Todas
esas percepciones aparecen en instantes en que sumergidos
en profunda meditación, nos hallamos adormecidos.
Muchísimas
clases de luces comienzan a aparecer con la práctica
de la meditación interna. Al principio el devoto percibe
luces blancas y muy brillantes. Esas luces corresponden al
ojo de la sabiduría, el cual se halla situado en el
entrecejo... Las luces blancas, amarillas, rojas, azules,
verdes, así como los relámpagos, el sol, la
luna, las estrellas, las chispas, las llamas, etc., son partículas
formadas de elementos suprasensibles (Partículas Tanmatricas).
Cuando aparecen pequeñas bolitas luminosas resplandeciendo
con colores blanco y rojo, es señal absolutamente segura
de que estamos progresando en la práctica de la concentración
del pensamiento. Llegará el instante en que el devoto
logrará ver a los Angeles, o a los Arcángeles,
Tronos, Potestades, Virtudes, etc. El estudiante suele ver
también entre sueños, durante la meditación,
templos grandiosos, ríos, valles, montañas,
hermosos jardines encantados, etc.
Suelen
presentarse durante las prácticas de meditación
ciertas extrañas sensaciones que a veces llenan de
miedo al devoto. Una de esas sensaciones es un corrientazo
eléctrico en el chacra del coxis. También en
el Loto de los mil pétalos, situado en la parte superior
del cerebro, suelen sentirse ciertas sensaciones eléctricas.
El devoto debe vencer al miedo si quiere progresar en el desarrollo
de sus poderes internos.
Algunas
personas tienen estas visiones en pocos días de prácticas.
Otras personas comienzan a tener las primeras visiones después
de seis meses de ejercitamientos diarios.
En
el primer período de entrenamiento diario, sólo
nos relacionamos con seres del plano astral. En el segundo
período de ejercitamiento esotérico, nos relacionamos
con los seres del mundo mental. En el tercer período,
nos relacionamos con los seres del mundo puramente espiritual.
Entonces comenzamos realmente a convertirnos en investigadores
competentes de los mundos superiores.
El
devoto que ha comenzado a tener las primeras percepciones
de los mundos superiores debe ser al principio como un jardín
sellado con siete sellos. Aquellos que andan contándole
a otros todo lo que ven y oyen, fracasan en estos estudios
porque se les cierran las puertas de los mundos superiores.
Uno
de los peligros más graves que asaltan al devoto, es
la vanidad y el orgullo. Muchos estudiantes se llenan de orgullo
y vanidad cuando comienzan a percibir la realidad de los mundos
suprasensibles, entonces se autocalifican como Maestros, y
sin haber logrado el pleno desarrollo de sus poderes internos,
comienzan a juzgar a los demás erróneamente,
fundamentados en sus incompletas percepciones clarividentes.
El
resultado de este proceder equivocado, es que el devoto se
echa entonces mucho Karma encima porque se convierte en calumniador
del prójimo y llena entonces el mundo de lágrimas
y dolor.
El
estudiante que ha tenido las primeras percepciones clarividentes
debe ser como un jardín sellado con siete sellos, hasta
que su Maestro interno lo inicie en los grandes Misterios
y le dé orden de hablar.
Otro
de los graves errores que asaltan a todos aquellos que se
someten a la disciplina esotérica, es despreciar la
Imaginación. Nosotros hemos aprendido que la imaginación
es el Traslúcido, el espejo del alma, la divina clarividencia.
Para el devoto, imaginar es ver. Cuando el chacra frontal
comienza a girar, las imágenes que vienen al Translúcido,
se tornan brillantes, resplandecientes, luminosas.
El devoto debe distinguir entre la Imaginación y la
Fantasía. La imaginación es positiva. La fantasía
es negativa, perjudicial, dañina para la mente porque
puede conducirnos a las alucinaciones y a la locura.
Todos
aquellos que quieran despertar la clarividencia despreciando
la Imaginación, caerán en el mismo absurdo de
aquellos que quieran practicar la meditación con absoluta
ausencia del sueño. Esas gentes fracasan en el desarrollo
de sus poderes internos. Esas gentes violan las leyes naturales
y el resultado inevitable es el fracaso.
Imaginación,
Inspiración, Intuición, son los tres caminos
obligatorios de la Iniciación. Primero aparecen las
imágenes, y por último penetramos en un mundo
puramente espiritual.
Todo
clarividente necesita la Iniciación. La clarividencia
sin la Iniciación Esotérica, conduce al estudiante
al mundo del delito. Es urgente recibir la Iniciación
Cósmica.
Si
un clarividente penetra en el subconsciente de la naturaleza,
podrá leer allí todo el pasado de la tierra
y de sus razas. Allí encontrará también
a sus seres más queridos. Podrá ver por ejemplo
a su amada esposa casada con otros hombres o tal vez adulterando.
Si el clarividente no tiene la Iniciación, confundirá
el pasado con el presente, y calumniará entonces a
su esposa diciendo: ella me está siendo infiel. Ella
es adúltera porque yo soy clarividente y la estoy viendo
en los mundos internos en pleno adulterio. En el subconsciente
de la naturaleza existen los recuerdos de nuestras pasadas
reencarnaciones.
Si
un clarividente penetra en el Infraconsciente de la Naturaleza,
hallará allí todas las maldades de la especie
humana. En el infraconsciente de la Naturaleza vive el Satán
de todo ser humano. Si el clarividente no ha recibido la Iniciación
de los Santos (el Yo Psicológico). El clarividente
Sin Iniciación verá allí al Satán
de los Santos reviviendo incesantemente todos los crímenes
y maldades que ellos cometieron en antiquísimas encarnaciones,
antes de ser Santos. Empero el clarividente inexperto, falto
de Iniciación, no sabría distinguir realmente
entre el pasado y el presente. Entre el Satán de un
hombre y el Ser verdadero de un hombre. El resultado sería
la calumnia. El clarividente inexperto diría: ese hombre
que se cree santo, es un asesino, o un ladrón o un
terrible mago negro; porque yo con mi clarividencia así
lo estoy viendo. Esa es precisamente lo que se llama calumnia.
Muchos clarividentes han degenerado horriblemente en Calumniadores.
Uno de los graves peligros de la calumnia es el homicidio.
El
hombre celoso, desconfiado, etc., etc., encontrará
en el infraconsciente de la naturaleza todas sus dudas y sospechas
convertidas en realidad; entonces calumniará a su esposa,
a sus amigos, a sus vecinos, a los Maestros, diciendo: Ya
veis, yo tenía razón en mis dudas. Mi amigo
es un ladrón, o un mago negro, o un asesino; mi esposa
está adulterando con fulano de tal como yo lo he sospechado,
mi clarividencia no falla, yo no me equivoco, etc., etc.
El
pobre hombre debido a su falta de Iniciación no tendría
capacidad de análisis suficiente como para darse cuenta
de que ha penetrado en el Inconsciente de la Naturaleza donde
viven sus propias creaciones mentales.
Considerando
todos estos peligros es menester que los estudiantes esoteristas
no lancen juicios sobre las personas. No juzguéis para
que no seáis juzgados. El devoto debe ser como un jardín
sellado, con siete sellos. Aquel que ya tiene las primeras
percepciones Clarividentes y Clariaudientes es todavía
un clarividente inexperto y si no sabe callar se convertirá
en un calumniador de las personas. Sólo los grandes
iniciados clarividentes no se equivocan. Rama, Krisna, Budha,
Jesucristo, Hermes, etc., etc., fueron verdaderos clarividentes
infalibles, omniscientes.
de
"El libro amarillo"
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