El descubrimiento de los mapas se remonta al 9 de noviembre de 1.929
cuando el palacio Topkapi, en Estambul, fue trasformado en museo de
antigüedades y su director, B. Halil Eldem, encontró dos fragmentos de un
mapa trazado por el marino Piri Reis, navegante turco del siglo XVI.
Piri Reis anotó en los márgenes de los mapas que cartografió que para la
confección de sus cartas de navegación había utilizado una compilación o
colección de mapas que ya existian con anterioridad. En estas anotaciones,
llamadas "bahriye", Piri Reis escribe: "Los dibujó el pobre Piri Reis, hijo
de Hadj Mehmet, conocido como sobrino carnal de Kemal Reis, en la ciudad de
Gelibolu (Gallípoli). Dios tenga misericordia de ambos, en el mes del santo
Muharrem del año 919" (9 de marzo - 7 de abril 1.513).
LOS MAPAS
La colección está compuesta por 210 mapas parciales con el título genérico
de "Libro de los Mares".
Los mapas encontrados en el palacio Topkapi de Estambul llevan datadas las
fechas los años 1.513 y 1.528 y fueron trazados sobre piel de gacela con
unas dimensiones de 85 x 60 cm pudiéndose apreciar aún sus exquisitos
colores. Los mapas también contienen leyendas de las ilustraciones, los rios
son marcados con líneas gruesas y las aguas poco profundas con puntos rojos,
también hay dibujos de la fauna y habitantes de las diferentes zonas.
Entre los mapas realizados por Piri Reis, el fechado en 1.513 incluye Gran
Bretaña, España, África Occidental, parte de Norteamérica y Sudamérica
(incluido el Amazonas y el golfo de Venezuela) y la costa de la Antártida
hasta una zona por debajo de África y que al estar rasgado, se sospecha que
debió contener también el resto de Europa, Asia e incluso Australia.
El mapa datado en 1.528 abarca Groenlandia, la península de Labrador,
Terranova, parte de Canadá y toda la costa oriental de Norteamérica llegando
a Florida.
Según las anotaciones que dejó en los mapas, Piri Reis dice que
confeccionó sus mapas utilizando 20 viejos planos y ocho mapamundis
confeccionados en la época de Alejandro Magno (siglo VI antes de Cristo) y
que en estos aparecía la totalidad del mundo habitado, de modo que unos
mapas fechados en el siglo XVI nos trasladan de golpe a otros mapas todavía
mucho más antíguos.
LOS ESTUDIOS
Muchos han sido los estudiosos de estos mapas y numerosos son todavía los
que pretenden desentrañar el misterio que encierran, pero los que más lejos
han llegado en sus investigaciones, son Aarlington H. Mallery, Walters,
Lineham, Charles H. Hapgood y Sarton.
En la década de los cuarenta, una serie de museos y bibliotecas
adquirieron copias de estos fragmentos a escala ampliada.
A mediados de los cincuenta algunas de estas copias fueron a parar al
cartógrafo norteamericano Arlington H. Mallery, especializado en antiguas
cartas marinas desde hacía décadas. Arlington Mallery solicitó la
colaboración de su colega Walters, del Instituto Hidrográfico de la Marina
de los Estados Unidos.
Ya de entrada, Walters observó la exactitud de las proporciones y
distancias entre el Antiguo y el Nuevo Mundo, al igual que la localización
de las islas Canarias y de las Azores.
Ambos investigadores observaron también que Piri Reis no utilizó las
coordenadas habituales en su tiempo, y consideró realmente que la Tierra era
redonda y lo tuvo en cuenta al trazar su mapa.
Para poder estudiar más a fondo y con el máximo detalle los mapas de Piri
Reis, decidieron fabricar una especie de rejilla que les permitiera leer las
dimensiones del antiguo mapa y poder trasferirlas a escala a un moderno
globo terráqueo.
Cual no sería su sorpresa al descubrir que no sólo los contornos de la
costa americana, sino también los de la Antártida, correspondían con toda
exactitud a los que hoy conocemos gracias a la ciencia moderna.
En el mapamundi de Piri Reis el extremo sudamericano de la Tierra del
Fuego se prolonga en una estrecha franja a modo de apéndice que casi enlaza
con la Antártida, donde vuelve a ensancharse. Milímetro a milímetro se
comparó el mapa de Reis con los perfiles de tierra submarina obtenidos por
los más modernos medios científicos: fotografía aérea, tomas bajo el agua
con cámaras de rayo infrarrojos, sondas acústicas enviadas desde buques...
Con todos estos datos en la mano, se dedujo que unos 11.000 años antes
(final de la Era Glacial), existió dicho puente continental en Sudamérica y
la Antártida.
Comentar también que los perfiles costeros, islas, bahías, y promontorios
del continente Antártico están representados en los mapas de Piri Reis con
una exactitud de perfiles excepcional, aunque desde hace miles de años estén
ocultas bajo una gruesa capa de hielo.
Durante el año 1.957, también se interesó por los mapas el padre Lineham,
antiguo director del observatorio astronómico de Weston y cartógrafo de la
Marina Estadounidense. Su conclusión fue la misma: los mapas (especialmente
la zona de la Antártida) son increíblemente precisos, llegando a ofrecer
datos que a nosotros únicamente nos constan después de las expediciones
antárticas que suecos, británicos y noruegos llevaron a cabo en 1.949 y
1.952.
El gran veterano de la cartografía, profesor Charles H. Hapgood, se
entregaba a su vez al estudio de los mapas de Piri Reis.
En una de las cartas recibidas por Hapgood de las Fuerzas Aéreas de los
EEUU, encargadas de cartografiar la Antártida, se anotaba lo siguiente: "Las
líneas costeras tuvieron que ser cartografiadas antes de que el continente
quedara cubierto por el hielo. En esa región la capa de hielo alcanza cerca
de una milla de espesor. No tenemos la menor idea de cómo esos datos
pudieron señalarse en el mapa con sólo los conocimientos geográficos de
1.513".
El profesor Sarton, de Harvard, realizó un estudio de la escala, tomando
como baremo la medida griega estadio. La escala utilizada por Piri Reis fue
derivada de la medición de la circunferencia de la Tierra que llevó a cabo
el sabio griego Eratóstenes (siglo III - II a.C.) y que fue calculada en
estadios (1 estadio = 186 metros), y extrajo la siguiente conclusión: las
distancias entre los diferentes puntos eran exactas.
Tanto Piri Reis como Eratóstenes sobrestimaron el perímetro del globo en
un 4,5%, entonces, al restar esa diferencia a las escalas de los mapas de
Piri Reis, la exactitud con la realidad es asombrosa.
CONCLUSIÓN
Entre todos los investigadores que estudiaron los mapas llegaron a una
conclusión asombrosa, y ésta es que los mapas de Piri Reis sólo pudieron ser
confeccionados basándose en fotografías aéreas, tomadas a una extraordinaria
altura, desde una especie de satélite como los utilizados en la actualidad.
Pero si eso era incluso imposible de pensar en los primeros años de
nuestro siglo, cómo puede ser que fueran realizados en los tiempos de
Alejandro Magno, y si fue así, con qué información se contó en el siglo IV
a.C. para poder confeccionar unos mapas tan perfectos sin una tecnología
solo desarrollada a finales del siglo XX.
Pero las sorpresas no acaban aquí. Al observar detenidamente los mapas de
Piri Reis, se puede ver que entre América del Sur y África existe una isla
de gran tamaño denominada "Antillia" (que no existe en la actualidad)
rodeada de otras islas de menor tamaño. Y ya que hemos visto que los mapas
de Piri Reis no son fruto de la casualidad, ¿no será esta isla la famosa
Atlántida de Platón?.
R.L.R.
Fuente: Revista NUEVATLANTIDA
http://www.nuevatlantida.org