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EL AYUNO

 

 

"Muchas enfermedades pueden ser curadas mediante el ayuno, el organismo humano dispone de magníficas reservas de vitalidad que sólo necesítanse los de libertad de acción. El ayuno libera esas fuerzas vitales para que sanen los órganos enfermos. Es aconsejable practicar un ayuno de nueve días sin comer absolutamente nada. Durante ese ayuno sólo se debe beber agua pura. El resultado suele ser maravilloso, el organismo se desintoxica durante el ayuno y las fuerzas vitales de reserva lo curan totalmente."

V.M. Samael Aun Weor

El ayuno a agua o ayuno hídrico consiste en mantener al cuerpo bebiendo agua mientras el organismo se alimenta de sus propias reservas.

En las primeras horas del ayuno el cuerpo consume el azúcar (glucosa) en la sangre y la almacenada en el hígado y los músculos. Posteriormente vive de transformar primero sus grasas y finalmente las proteínas. El organismo no deja de comer sino que hecha mano de los alimentos almacenados en sus propias células.

El ayuno no es nada nuevo en la sociedad humana, desde hace miles de años culturas tanto de oriente como de occidente tenían integrados diferentes periodos de ayuno. Los animales y los niños por su própio instinto dejan de comer cuando están enfermos. El organismo indica que no es momento de introducir comida sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos acumulados con el tiempo. Es un tiempo de eliminación y “limpieza” interna.

El ayuno no es en sí una terapia, es la mejor manera de poner en descanso fisiológico el organismo. El ayuno realmente no cura, es el cuerpo el que se cura mientras ayunamos. Siempre el poder de curación es algo inherente al organismo vivo y ningún medicamento o médico puede llevarse los laureles de la curación. La curación es una cualidad del ser vivo, que mantiene en si mismo una parte de la capacidad curativa de la naturaleza.

La curación es un proceso biológico y el ayuno posibilita que el cuerpo ponga en marcha todos los mecanismos de desintoxicación (limpieza) y regeneración. Cuando una persona ayuna no gasta energía en el proceso de digestión y asimilación de nutrientes y esa energía que ahorra la invierte en los procesos de eliminación y autocuración. Todo ello lo hace guiado por la inteligencia somática, esa misma inteligencia que hace que nuestro corazón lata, de día y noche, que nuestros riñones filtren la sangre de desechos o que el hígado tome las sustancias necesarias para reconstruir el cuerpo y sus funciones y neutraliza las sustancias tóxicas ingeridas, y todo ello sin que mentalmente o conscientemente tengamos que decirle como hacerlo. Esos mismos órganos, al no tener que trabajar en la digestión y asimilación de alimentos, recanalizan su energía hacia los procesos de curación. En resumen el ayuno no cura, es el cuerpo como organismo vivo que es el que pone en marcha todos los procesos de autocuración mientras ayunamos.

Ocurre con cierta frecuencia que al ayunar aparecen síntomas de desintoxicación y curación que con frecuencia confundimos con enfermedad: nauseas, a veces vómitos, dolor de cabeza, sensación de lengua blanca, boca pastosa, orina muy oscura y olorosa. Todos estos síntomas indican que el cuerpo esta en proceso de limpieza. Lo mismo le ocurre a un alcohólico o toxicómano cuando deja de beber o utilizar la droga, su cuerpo entra en un proceso de limpieza al que llamamos síndrome de abstinencia. Cuando la persona deja de tomar alcohol, café, fritos, grasas, embutidos, conservas, sal, y va comiendo menos o deja de comer pueden surgir los síntomas dichos que no son más que procesos de desintoxicación o limpieza que confundimos con síntomas de enfermedad. Estos síntomas muestran la capacidad de respuesta del organismo dirigido a eliminar la sustancias de desecho y tóxicos ingeridos en forma de estos “comestibles”, y le llevamos asi ya que a muchos de ellos no podemos llamarles alimentos. Curiosamente los síntomas que hemos visto, y que pueden aparecer en un ayuno, son los mismos síntomas que surgen en las situaciones opuestas al ayuno, el “empacho”, por exceso de comida y bebida.

Es el descanso, quizás, la fuerza más curativa de la naturaleza y el ayuno es una forma de descanso, el descanso fisiológico. El cuerpo no gasta energía en la digestión, asimilación de alimentos y nutrientes y la energía ahorrada en el ayuno la invierte para autocurarse. Es necesario que el ayuno se haga en unas condiciones adecuadas: en un lugar tranquilo, en un ambiente relajado, donde no te presionen para que comas. En contacto con la naturaleza si es posible ya que de esa manera nos podemos “alimentar” del contacto de la tierra y la naturaleza, con el agua, el aire y el sol, ya que en el sentido más profundo de la palabra los 4 elementos de la Naturaleza nos “alimentan”.

Hablamos de ayuno en esta sociedad, aquí y ahora, porque normalmente comemos en exceso e ingerimos muchas sustancias que se pueden comer y beber pero que no nos nutren ni nos sientan bien. Después de largas temporadas de comer mucho o en exceso viene bien un descanso, un pequeño ayuno. Otras veces ante una crisis: catarro, anginas, bronquitis, vómitos, diarrea... que muchas veces no son más que crisis curativas o reacciones de limpieza y regeneración orgánica e incluso psicológica y emocional, el mismo cuerpo nos dice que dejemos de comer, se nos quita el hambre. Este es un buen momento de ayunar, el cuerpo no necesita introducir sustancias, necesita eliminar las que le están siendo perjudiciales. Lo único que nos pide muchas veces es agua, desaparece el hambre, se mantiene la sed, es momento de beber pero no de comer.

Hay ocasiones en las que no se recomienda ayunar p. ej: en algunas enfermedades muy graves: cánceres extendidos , verdaderas enfermedades graves del corazón, insuficiencia renal. En estos procesos, y especialmente cuando nos da miedo el ayuno, puede ser aconsejable estar unos días a frutas o ensaladas , o alimentos crudos, y de esta manera el organismo tiene también un gran poder de limpieza y regeneración. Si además queremos o tenemos que seguir cierto ritmo de actividad diaria es preferible mantenernos a crudos (frutas, ensaladas, zumos de fruta, jugos de verduras), ya que el ayuno produce generalmente una interiorización de la energía. Durante el ayuno los órganos internos tienen más energía pero los músculos exteriores se quedan con poca energía durante el ayuno. Hay cierto sentimiento de cansancio y necesidad de descansar y llevar un ritmo más bien lento. El descanso es imprescindible durante el ayuno, especialmente en las personas con poca energía.

Aconsejamos llevar a cabo el ayuno en un periodo tranquilo. Igualmente, si descansamos mucho nuestro cuerpo ahorra energía que la “invierte” (la lleva hacia dentro) hacia el proceso de desintoxicación y autocuración. Para resumir recordamos que el ayuno no cura, es el organismo vivo, nuestro cuerpo, el que se cura cuando estamos ayunando.

El ayuno ha sido siempre utilizado en la triple vía de “limpieza” corporal, descontaminación mental y claridad espiritual.

En palabras de Pedro Laín Entralgo, gran especialista en Historia de la medicina y en Antropología médica: “ A comienzos del siglo XIX....Vigente desde los hipocráticos, la restricción alimentaria en las enfermedades agudas seguía siendo la regla...” (Historia de la Medicina, pág.534. P. Laín Entralgo. Masson-Salvat)

Por la noche trabajan más las fuerzas de desintoxicación y regeneración, durante el día las fuerzas orgánicas están centradas en otras actividades: el movimiento, el trabajo, la relación con el mundo que nos rodea, la relación con los demás (incluidas las relaciones sexuales).

Cuando hablamos de ayuno nos referimos al periodo en el que nos mantenemos a agua, sin ninguna ingestión de otros alimentos. No olvidemos, de todas maneras, que el agua es una forma de “alimento”.

Si nos mantenemos a frutas o zumos hablaríamos de dietas de frutas o zumos. Y si nos mantenemos a frutas y ensaladas (con verduras crudas) hablaríamos de dieta de crudos. 

 

EL AYUNO COMO PUESTA A PUNTO

Rara vez le damos unas vacaciones al aparato digestivo. Los órganos digestivos se ven sobrecargados de trabajo por el exceso de una alimentación no adecuada. El ayuno es una buena manera de “dar vacaciones” a todos los órganos digestivos, incluidos el hígado y el páncreas.

Los animales y los niños ayunan por instinto, dejan de comer cuando sus energías son necesarias en la desintoxicación y en relación. Ayunan en la enfermedad y en los accidentes.

Cuando hay una crisis de desintoxicación (enfermedad aguda), un dolor físico y también cuando la persona se encuentra cercana a la muerte, son momentos buenos para ayunar. En esos momentos, con frecuencia, no hay ganas de comer, se pierde el apetito. La persona incluso puede incluso sufrir vómitos. El cuerpo rechaza la comida y si comemos aumentamos el sufrimiento.

En la naturaleza, en el medio silvestre o salvaje son muy frecuentes los periodos de ayuno. “Hay un momento para cada cosa, un momento para comer y un momento para ayunar”. Los animales que hibernan (oso, marmota, lirón) se pasan largos periodos sin ingerir alimentos, sólo asimilando las sustancias nutritivas acumuladas en sus células, tejidos y órganos.

Las semillas asimilan sus propias reservas para germinar o brotar en la primavera. En el ayuno hay una autolisis, proceso mediante el cual el cuerpo se alimenta de sus propias reservas.

Al contrario de lo que puede parecer, en el ayuno no se pasa hambre. Después de muchos años asesorando ayunantes no he visto que la persona pase hambre. Cuando se mantiene la sensación física de hambre apenas dura más de unas horas. Pocas veces dura 24 a 36 horas como máximo. En el momento que el cuerpo hecha mano de sus grandes recurso grasos desaparece la sensación de hambre.

Más adelante no hay sensación hambre durante el ayuno, aunque algunas personas sienten algo así como “hambre psicológica”. Incluso, aunque parezca mentira, hay muchas personas que mientras ayunan disfrutan de ver comer a otros o de hablar de comida o recetas. Todo depende del carácter de la persona, así como de la predisposición y los motivos para hacer el ayuno.

 

CONSEJOS PARA EL AYUNO

La persona que ayuna debe descansar para que el máximo de energía esté disponible en el proceso de eliminación y “puesta a punto” del organismo. El organismo humano no es una máquina a pesar de la visión mecanicista actual de todo lo vivo y tiene toda la capacidad de autorregeneración y autocuración.

Una herida se cicatriza sola; el hueso roto, si está en su sitio, se vuelve a soldar en los dos extremos, el cuerpo del bebé “sabe” como desarrollarse guiado por su propia sabiduría sin necesidad que le tengamos que decir como hacerlo. El organismo vivo tiene una gran capacidad de autorregulación, tanto en la salud como en la enfermedad.

Mediante el descanso y el ayuno o descanso fisiológico, ahorramos energía y dicha energía es dirigida hacia la recuperación. En el ayuno, el cuerpo no necesita gastar energías en la digestión y asimilación de los alimentos. Extrae su energía de las sustancias “predigeridas”, asimiladas y en reserva por todo el cuerpo, especialmente en el hígado, en la grasa y en el músculo.

Este ahorro de energía hace que la inteligencia corporal o somática inicie el trabajo de “limpieza” corporal y recuperación de las zonas alteradas. El cuerpo durante el ayuno pone el letrero de “cerrado por reparaciones”. Es momento de eliminar no de alimentarse.

Es importante que el ayunante este tranquilo, relajado y si es posible en contacto con la naturaleza, de la que nos alimentamos también. No sólo es alimento lo que comemos, también lo son los cuatro elementos de la naturaleza. Todos necesitamos el contacto con la naturaleza (al menos los fines de semana), el agua, el aire y el sol. Una persona puede estar varias semanas sin comer, sólo unos días sin agua y apenas unos minutos sin respirar. Esto nos indica que el agua y el aire son imprescindibles durante el ayuno.

Recomendamos mantener la ventana de la habitación abierta para no volver a respirar las sustancias volátiles y tóxicas eliminadas a través de la respiración.

El agua es imprescindible durante el ayuno, el cuerpo necesita el agua como vehículo para sus procesos metabólicos, y durante el ayuno el agua nos ayuda a eliminar y depurar el organismo. La persona que ayuna tiene que tener especial cuidado en beber agua. Una buena medida de seguridad es beber al menos 2 litros de agua al día. Tampoco es bueno beber en exceso ya que podemos sobrecargar a los riñones ralentizando el proceso de eliminación.

Por supuesto es imprescindible hacer el ayuno bajo asesoramiento y control. Un ayuno de más de dos o tres días es necesario que sea vigilado por un médico especialista en el control del ayuno. Una persona enferma siempre debe de ayunar bajo estricta vigilancia de un médico especialista en ayunos.

 

BENEFICIOS DEL AYUNO

El ayuno, bien hecho, es verdaderamente efectivo para dar un buen “repaso” al cuerpo.

¿Y como se cura el cuerpo? El cuerpo guiado por su instinto somático siempre canaliza su energía hacia las zonas más necesitadas. Yo no sé mentalmente en este momento como funciona mi corazón o mis pulmones, pero sé que lo hacen en la mejores condiciones posibles. De la misma manera se cura el cuerpo sin que ni el mejor de los médicos sepa apenas cómo lo hace. El “médico interior” guía todos los procesos necesarios para conseguirlo.

El cuerpo humano es algo tan complejo que lo mejor es intervenir lo menos posible. Si intentamos arreglar la avería de un ordenador y no tenemos muchos conocimientos de informática provocaremos una avería mucho mayor. Pues bien, muchísimo más complicado que un ordenador de última generación es el ser organismo humano. Cuanto más intervengamos mayores serán las posibilidades de avería. Sobre todo si no respetamos su capacidad curativa.

El cuerpo busca su equilibrio, o la homeostasis interna de la que hablan los estudios de la fisiología corporal. Y lo hace guiado por la propia inteligencia somática o instinto de conservación. El ayuno es uno de los mejores medios para buscar la armonía interna perdida en la enfermedad.

Durante el ayuno el cuerpo no pierde nada que le sea vital. Sólo pierde lo que no es útil, grasa excesiva, incluida el colesterol depositado en los vasos sanguíneos, y sustancias tóxicas y de desecho acumuladas en el cuerpo durante años. Los órganos vitales quedan intactos. Cuando una persona muere por inanición, que no por ayuno, tras más allá de 40 ó 50 días, los órganos vitales como el corazón y cerebro permanecen sin alteraciones, sólo pierden un 3% de su peso, y por supuesto ni un solo gramo de sustancias vitales.

En general, todas las enfermedades se ven favorecidas por el ayuno. Aunque en realidad el ayuno no cura nada. Es el cuerpo el que se cura en el proceso de ayuno. El organismo vivo tiene el poder de autocuración como parte del poder de curación y regeneración de toda la naturaleza. Que a pesar de los desastres ecológicos producidos por el ser humano, mantiene intactas su capacidad regenerativa y no sólo eso sino que además nos da de comer. La naturaleza, en un gran acto de amor, da de comer al que le destruye.

Es importante darse cuenta de que un ayuno no hace nada. Al poder curativo ya presente y activo dentro del organismo se le presenta la mejor oportunidad para realizar su trabajo cuando la persona ayuna. Al no ingerir comida canaliza su energía hacia la eliminación y regeneración celular, pudiendo recuperar el tiempo atrasado en la eliminación, consecuencia de la sobrecarga de los órganos de desintoxicación.

 

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS

El reposo es necesario durante el ayuno, aunque se recomendable el paseo suave y airearse para no estar totalmente parado. El exceso de horas de cama puede hacer empeorar el estado mental del ayunante.

Durante el ayuno disminuye el metabolismo y aparece la sensación de frío. Es necesario que la persona no pase demasiado frío. Una bolsa de agua caliente (que no queme) puede ser una buena compañía. Mientras tanto es necesario cubrirse con ropas cálidas, incluso en verano. De todas maneras es necesario no calentar en exceso la habitación, y menos con calefacción. El aire excesivamente caliente reseca los pulmones y hace disminuir la eliminación.

Durante el verano es necesario reservarse del sol caliente, especialmente en la cabeza, ya que la persona se hace muy sensible al calor. Es mejor estar a la sombra durante el verano. En la época de invierno los rayos solares pueden ser muy revitalizantes para el ayunante.

En el ayuno no es bueno mantener una actitud mental activa (no darle demasiadas vueltas a la cabeza) sino una actitud de escucha de las reacciones del cuerpo. Un estado de contemplación de la naturaleza. Como en el ayuno no se come nada, tampoco es bueno “comerse el coco”.

Es recomendable que durante el ayuno se descanse lo suficiente. Dando pequeños paseamos para airearnos y “descansar” así la cabeza. No es necesario mantener cama a toda costa, pues de esta manera puede haber una pérdida energética excesiva a través de nuestros pensamiento.

Evitar grandes esfuerzos. Es momento de descansar.

La persona que ayuna debe reducir el gasto exterior de energía, dejando de trabajar, de preocuparse y manteniéndose lo más tranquilo posible. En un lugar relajado, sin ruidos. Evitando el exceso de lecturas prolongadas, y conversaciones excesivamente largas. El ayuno es un momento de interiorización y de aislamiento. El cuerpo retira la energía del sistema de relación con el exterior y la concentra en la eliminación y en la reparación y renovación de las zonas afectadas.

Es necesario mantenerse en un estado de relajación, sin tensiones mentales, preocupaciones, alejados de las malas noticias, sin ver la TV, en contacto con la naturaleza, en un entorno que favorezca el descanso y la interiorización. Recomendamos encarecidamente mantener una actitud positiva ante la vida, aún en los momentos más difíciles.

Es necesario mantener un buen aseo personal. El ayunante elimina muchas sustancias tóxicas por la piel, manteniendo un olor característico. No es necesario tampoco utilizar continuamente jabón pues ese olor surge de dentro y tiene que ver con la eliminación de sustancias tóxicas, desde el interior del cuerpo hacia el exterior. Si limpiamos el interior del cuerpo, no necesitaremos limpiar tanto el exterior. El olor corporal de una persona enferma o intoxicada es desagradable. Por el contrario el olor de la piel de una persona sana es agradable, como la piel de un niño recién bañado.

Durante el ayuno no debemos utilizar agua ni demasiado caliente ni demasiado fría, para evitar un despilfarro de la energía vital. Cuando el agua es fría el cuerpo tiene que poner en marcha un aumento del metabolismo para contrarrestar esta disminución de la temperatura.

Es recomendable, durante el ayuno, no darse baños (en la bañera) de agua muy caliente ni durante mucho tiempo pues podemos provocar mareos por un estado temporal de hipotensión. La sangre durante el baño caliente se deriva hacia la piel para favorecer la pérdida de calor interno del organismo, y temporalmente puede dar como resultado una disminución temporal de sangre en los sistemas internos del cuerpo y especialmente en el cerebro. Ello puede ocasionar un mareo puntual que no es aconsejable durante el ayuno. Si por cualquier motivo el baño de agua caliente es aconsejable, por ej. en un cólico de riñón o dolor de regla, durante el ayuno es aconsejable que la sala de baño esté bien aireada para que no se acumule el calor ni el vapor de agua, que pueden dar una verdadera sensación de agobio.

Es mejor reducir el contacto con el exterior, evitar lo máximo las llamadas por teléfono, las malas noticias. Evitar las preocupaciones para poder recogerse en sí mismo o interiorizar en la vida.

No es bueno conducir un coche durante el ayuno, para prevenir problemas.

 

CUANDO NO HAY QUE AYUNAR

Son muy pocas las situaciones en las que no está recomendado ayunar. Entre ellas podemos destacar: la tuberculosis diseminada, el cáncer muy extendido, la delgadez o caquexia extrema, cirrosis hepática, las enfermedades cardíacas verdaderamente graves, personas que tienen un órgano transplantado, y a las que se les ha extirpado la tiroides...y el miedo al ayuno.

Cuando no es el mejor momento para ayunar, por ejemplo cuando la persona toma muchos medicamentos, se aconseja una alimentación sana durante un tiempo más o menos prolongado antes de plantearse un ayuno. Todo ello depende de la enfermedad y del medicamento que esté tomando.

Hay medicamentos con los que hay que tener especial cuidado. No se pueden eliminar sin un estricto control médico: los anticoagulantes, los betabloqueantes, los broncodilatadores, la insulina, los corticoides. Sin olvidar que algunos pocos medicamentos no se pueden eliminar de por vida. Dejemos de lado cualquier posición extremista.

ANTES DE UNA INTERVENCIÓN

Es recomendable ayunar un par de días o tres, o mantenerse a frutas o frutas y ensaladas, antes y después de cualquier operación verdaderamente necesaria e inevitable. No podemos olvidar que ahora mismo en los hospitales hay mucha gente “ayunando”. Muchas “pacientes” están recibiendo solamente un poco de agua con algunas sales minerales o un poquito de azúcar. A este aporte le llamamos “suero”, cuando en realidad es un poquito de agua, y nada más.

VARIANTE DEL AYUNO

Algunas personas consideran aburrida una dieta a agua. A otras les sabe mal el agua, debido a que se sensibilizan los sentidos y la lengua está saburral. Por esta razón pueden parece interesante beber pequeñas cantidades de zumo de limón o naranja con el agua para darle sabor. Esta es una buena manera de asegurar que el ayunante beba la cantidad necesaria de agua.

Con el tiempo frío podemos seguir ayunando con caldo caliente muy ligero.

 

¿QUÉ HACE EL ORGANISMO CUANDO AYUNAMOS?

Degrada las grasas del organismo, lo que ocasiona una rápida pérdida de peso.

Se reabsorben, y este es un hecho muy comprobado, los depósitos de colesterol en las arterias.

Aumenta la cantidad de orina eliminada o diuresis. Esto explica la gran cantidad de peso perdida por algunas personas durante los primeros días de ayuno.

Desvía la energía utilizada en el proceso digestivo hacia la eliminación de sustancias de desecho, poniendo al día el retraso crónico en la eliminación que tiene lugar por nuestra alimentación excesiva y no adecuada, que hace que los órganos de eliminación (especialmente hígado, riñones, pulmones y piel) se ven sobrecargados de trabajo y no cumplen de forma muy efectiva su trabajo. El ritmo de vida, los factores psicoemocional y el estrés, agotan al cuerpo y a sus órganos de eliminación también.

Desvía la energía utilizada en el proceso digestivo hacia los tejidos y órganos que necesitan ser reparados, regenerados y revitalizados.

Al ayunar le damos la oportunidad para que descanse verdaderamente el aparato digestivo con lo que puede “poner al día” sus funciones y recargar sus energías.

El cuerpo se alimenta de las reservas menos vitales y ocurre con frecuencia una desintegración de quistes, abscesos, bultos, tumores benignos. Incluso tiene un gran efecto sobre los tumores malignos. Durante el ayuno, el organismo primero degrada y quema las sustancias no esenciales para obtener energía. Una fuente de material no esencial es el tejido enfermo, como los tumores benignos. Cuando el organismo físico no tiene comida, los tejidos se utilizan en orden inverso a la importancia que tienen para el organismo. Primero se utilizan los menos vitales. La grasa es el primer tejido en desaparecer. Para suministrar nutrientes a los tejidos más vitales, como el cerebro, los nervios, el corazón y los pulmones, las reservas almacenadas se utilizan antes de utilizar cualquier tejido funcional del organismo.

Durante el ayuno, la capacidad del organismo para disolver los coágulos aumenta considerablemente. Este proceso, denominado fibrinolisis, no permite que se produzcan problemas tales como trombosis o embolias.

Aumenta la capacidad inmunitaria del organismo.

De todas maneras no podemos olvidar que el cuerpo no tiene un poder de recuperación ilimitado y por ello es mejor prevenir que... Conforme avanza la vida, los poderes de curación disminuyen.

 

NO HAY CARENCIAS DURANTE EL AYUNO

Como dice el Dr. Alan M. Immerman, es significativo que, incluso en ayunos prolongados de varias semanas, jamás aparecen enfermedades carenciales como el beriberi, la pelagra, raquitismo, escorbuto u otras, lo que demuestra que las reservas del organismo suelen estar bien equilibradas. Se ha demostrado por el contrario que el ayuno mejora los estados de raquitismo y el metabolismo del calcio. En la anemia, el número de glóbulos rojos aumentan durante el ayuno. el Dr. Alan M. Immerman ha observado mejoras en la pelagra durante un ayuno. El equilibrio bioquímico se puede conservar e incluso recuperar durante el ayuno. Es importante saber esto porque si no fuese así el ayuno sería perjudicial.

Numerosos experimentos con animales han demostrado que la subalimentación —en contraste con la sobrealimentación— tiende a prolongar la vida y a mejorar la salud.

En resumen, el ayuno no produce carencias.

 

Fuente: Dr. Karmelo Bizkarra - Casa de Reposo Zuhaizpe