Aunque parezca difícil superar a Leonardo da Vinci en genialidad, una
reciente investigación revela que probablemente estemos subestimando
nuestro propio potencial. Contamos con una capacidad virtualmente
ilimitada de aprendizaje y creatividad, hasta el punto de que el
noventa por ciento de lo que sabemos sobre las capacidades del
cerebro humano lo hemos aprendido en los últimos veinte años. En
escuelas, universidades y otras instituciones se está apenas
comenzando a aplicar esta concepción del potencial humano. Pero antes
de aprender a pensar como lo hacía Leonardo, repasaremos la visión
que actualmente existe de la inteligencia, así como algunos
resultados de las investigaciones sobre la naturaleza y la ampliación
del potencial de nuestra mente.
La mayoría de nosotros hemos crecido con un concepto de inteligencia
basado en el tradicional test del Cociente Intelectual (CI), ideado
por Alfred Binet (1857-1911) para medir objetivamente la comprensión,
el razonamiento y el juicio. Binet estaba motivado por el entusiasmo
que le provocaba la entonces emergente disciplina de la psicología y
el deseo de superar los prejuicios culturales y de clase que mostraba
la Francia decimonónica al evaluar el potencial académico de los
niños. Aunque el concepto del CI supuso una ruptura en su tiempo,
recientes investigaciones muestran que tiene dos importantes puntos
flacos.
El primero es la idea de que la inteligencia queda fijada en el
nacimiento y es inmutable. Aunque los seres humanos estamos dotados
genéticamente con más o menos talento en un área determinada,
investigadores como Buzan, Machado, Wenger y muchos otros han
demostrado que los resultados del test del CI pueden aumentarse
significativamente llevando a cabo un entrenamiento adecuado.
Recientemente, en la revista Nature ha aparecido un resumen
estadístico de más de doscientos estudios sobre el CI, publicado por
Bernard Devlin. En él, el autor concluye que los genes cuentan
solamente el cuarenta y ocho por ciento en el CI. El otro cincuenta y
dos por ciento estaría entonces condicionado por el cuidado prenatal,
el entorno y la educación.
El segundo punto débil del concepto de inteligencia más extendido es
la idea de que las habilidades de razonamiento verbal y matemático
que miden los tests CI (como los tests SAT) son la esencia de la
inteligencia. La investigación psicológica contemporánea ha
desmontado por completo esta estrecha visión. En Los marcos de la
mente. La teoría de las inteligencias múltiples (1993), un clásico de
nuestro tiempo, el psicólogo Howard Gardner introduce la teoría de
las inteligencias múltiples, que postula que todos nosotros poseemos
al menos siete inteligencias mensurables (en obras posteriores,
Gardner y sus colegas catalogaron hasta veinticinco tipos de
inteligencia diferentes). A continuación presentamos las siete
inteligencias de Gardner junto con ejemplos de algunos genios
(excepto Leonardo da Vinci, que fue un genio en todas las áreas):
- Lógica/matemática: Stephen Hawking, Isaac Newton, Marie Curie.
- Verbal/lingüística: William Shakespeare, Emily Dickinson, Jorge
Luis Borges.
- Visual/espacial: Miguel Ángel, Georgia O'Keeffe, Buckminster
Fuller.
- Musical/rítmica: Mozart, George Gershwin, Ella Fitzgerald.
- Corporal/kinestésica: Morihei Ueshiba, Muhammad Ali, F. M.
Alexander.
- Interpersonal: Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, la reina Isabel I de
Inglaterra.
- Intrapersonal (autoconocimiento): Viktor Frankl, Thich Nhat Hanh,
la madre Teresa.
La teoría de las inteligencias múltiples ha ido consiguiendo cada vez
más aceptación. Por otra parte, sabemos que la inteligencia se puede
ir desarrollando a lo largo de la vida. Estos dos hechos son una
valiosísima esperanza para los hombres y mujeres que tengan una
aspiración renacentista.
Además de extender la comprensión de la naturaleza y el objetivo de
la inteligencia, la investigación psicológica contemporánea ha
revelado verdades relativas a nuestro potencial que son
sobrecogedoras. Se pueden resumir los resultados en una frase: «Tu
mente es mucho mejor de lo que crees». Apreciar nuestra
extraordinaria dotación cortical es un punto de partida perfecto para
el estudio práctico del pensamiento de Da Vinci. Fijémonos en lo
siguiente: nuestra mente...
* es más flexible y multidimensional que cualquier gran ordenador;
* puede aprender siete acontecimientos por segundo, todos los
segundos durante el resto de nuestras vidas, y aún le quedará
muchísimo espacio para aprender más;
* mejorará con la edad, si la usamos bien;
* no está sólo en la cabeza. De acuerdo con el renombrado neurólogo
Candace Pert: «La inteligencia se encuentra localizada no sólo en el
cerebro, sino en células distribuidas por todo el cuerpo [...] La
separación tradicional entre los procesos mentales (incluyendo las
emociones) y el cuerpo ha dejado de ser válida»;
* es única. Entre los seis mil millones de personas vivas
actualmente, entre los más de diecinueve billones de personas que han
vivido alguna vez, nunca ha habido, excepto en el caso de los gemelos
idénticos, una persona como nosotros. Nuestra creatividad, las
huellas digitales, nuestras expresiones, nuestro ADN, nuestros sueños
no tienen precedente, son únicos;
* tiene la capacidad de realizar un número infinito de conexiones
sinápticas y de patrones de pensamiento potenciales.
Fue Piotr Anojin, discípulo del legendario pionero de la psicología
Ivan Pavlov, desde la Universidad de Moscú, el primero en llamar la
atención sobre el último punto. Anojin hizo que toda la comunidad
científica se tambaleara al publicar, en 1968, la investigación que
demostraba que el número mínimo de patrones de pensamiento
potenciales que puede efectuar un cerebro medio es igual al número 1
seguido de 10,5 kilómetros de ceros escritos.
Anojin comparó la mente humana con un «instrumento musical
multidimensional que podría tocar un número infinito de piezas al
mismo tiempo». Este investigador subrayó el hecho de que cada uno de
nosotros al nacer está dotado con un potencial virtualmente
ilimitado. Asimismo, afirmó que ningún hombre ni mujer, pasado o
presente, ha explorado por completo las capacidades de la mente.
Anojin estaría de acuerdo, en cualquier caso, en que Leonardo da
Vinci podría servir de ejemplo perfecto para aquellos que deseamos
conocer al máximo nuestras capacidades.
APRENDER DE LEONARDO
Los patitos aprenden a sobrevivir imitando a sus madres. El
aprendizaje por imitación es fundamental para muchas especies,
incluyendo a los humanos. Cuando nos hacemos adultos, tenemos una
ventaja única: podemos elegir qué y a quién imitar. También podemos
cambiar conscientemente antiguos modelos que hayamos superado por
otros nuevos. Así pues, tiene sentido que elijamos los
mejores «modelos ejemplares» para guiarnos e inspirarnos en el camino
a la realización de nuestro potencial.
De esta manera, si lo que queremos es ser un mejor golfista,
observaremos a Ben Hogan, Jack Nicklaus o Tiger Woods; o si, por otro
lado, deseamos ser líderes, estudiaremos a Winston Churchill, Abraham
Lincoln o la reina Isabel I de Inglaterra. Pero si lo que deseamos es
convertirnos en hombres y mujeres renacentistas, habremos de estudiar
a Leon Battista Alberti, Thomas Jefferson, Hildegard von Bingen o al
mejor de todos: Leonardo da Vinci.
En El libro de los genios, Tony Buzan y Raymond Keene llevan a cabo
el primer intento objetivo de elaborar un ranking de los mayores
genios de la historia. Para hacer la evaluación utilizaron categorías
como «originalidad», «versatilidad», «dominio de un
campo», «universalidad de visión» o «fuerza y energía», y elaboraron
la siguiente lista top ten:
10. Albert Einstein
9. Fidias (arquitecto de Atenas)
8. Alejandro Magno
7. Thomas Jefferson
6. Isaac Newton
5. Miguel Ángel
4. Johann Wolfgang von Goethe
3. Los constructores de las grandes pirámides de Egipto
2. William Shakespeare
¿Y quién fue el mayor genio de todos los tiempos según la exhaustiva
investigación de Buzan y Keene?: Leonardo da Vinci.
Como escribió Giorgio Vasari en la edición original de Las vidas: «El
cielo a veces nos envía seres que representan no sólo la humanidad,
sino la divinidad misma, de manera que si los tomamos como modelos y
los imitamos, nuestras mentes y lo mejor de nuestra inteligencia
puede alcanzar las más altas esferas celestiales. La experiencia nos
muestra que aquellos que se han encaminado al estudio y seguimiento
de las huellas de estos maravillosos genios, aunque la naturaleza les
haya prestado poca o ninguna ayuda, llegan a participar de la
divinidad de su sobrenatural obra».
A medida que vamos comprendiendo la multiplicidad de la inteligencia
y las capacidades de la mente, acariciamos la idea de que la
naturaleza nos presta más ayuda de lo que nunca habríamos imaginado.
En Atrévete a pensar como Leonardo da Vinci nos dedicaremos
al «estudio y seguimiento de las huellas» del que ha sido el más
maravilloso de todos los genios, acercando a nuestra vida diaria su
sabiduría e inspiración.
UN ENFOQUE PRÁCTICO DEL GENIO
En las siguientes páginas aprenderá una visión práctica, proveniente
de la experiencia, con la que aplicar los elementos esenciales del
genio de Leonardo y enriquecer así su vida. Descubrirá un estimulante
y original modo de mirar el mundo disfrutándolo, desarrollando
poderosas estrategias de pensamiento creativo y nuevos modos de
expresión. Aprenderá probadas técnicas para agudizar sus sentidos,
liberar su inteligencia, que es única, y armonizar el cuerpo con la
mente. Teniendo a Leonardo como inspiración, convertirá su vida en
una obra de arte.
Aunque ya esté familiarizado con la vida y la obra de Da Vinci,
cuando acabe este libro tendrá una perspectiva fresca y más profunda
de esta enigmática figura. Si mira al mundo desde este ángulo,
probará también la soledad que acompaña a todo genio, pero puedo
garantizarle que se sentirá elevado por su espíritu, inspirado por su
curiosidad y exaltado por su conexión con él.
El libro comienza con un repaso del Renacimiento y sus paralelismos
con nuestros días, a lo que siguen algunos apuntes biográficos de
Leonardo y un resumen de sus mayores logros. El contenido esencial
del libro se articula en torno a los siete principios de Da Vinci,
que he nombrado en el idioma del maestro, el italiano. Hemos llegado
a estos fundamentos a partir del estudio intensivo de él y de sus
métodos. Quizá hasta le resulten obvios a primera vista. De esta
forma, no tendrá que inventarlos para aplicarlos a su vida; más bien,
como con el sentido común, le bastará con recordarlos, desarrollarlos
y aplicarlos.
Los siete principios de Da Vinci son:
Curiosità: tomarse la vida con una insaciable curiosidad y buscar
implacablemente el aprendizaje continuo.
Dimostrazione: el compromiso de contrastar el conocimiento con la
experiencia, la persistencia y la voluntad de aprender de los
errores.
Sensazione: el continuo refinamiento de los sentidos, especialmente
la vista, como modo de vivificar la experiencia.
Sfumato (literalmente «esfumarse»): el deseo de abrazar la
ambigüedad, la paradoja, la incertidumbre.
Arte / Scienza: el desarrollo del equilibrio entre la ciencia y el
arte, entre la lógica y la imaginación. «El cerebro íntegro» en
acción.
Corporalità: el cultivo de la gracia, lo ambidiestro, la salud, el
equilibrio.
Connessione: el reconocimiento y el aprecio por la interconexión de
todas las cosas y los fenómenos. Los sistemas piensan.
Si ha leído hasta aquí, ya está aplicando el primero de los
principios. La curiosità (la búsqueda del aprendizaje continuo) es el
primer paso porque el deseo de conocer, de aprender y de crecer es el
alimento del conocimiento, la sabiduría y el descubrimiento.
Si le interesa pensar por sí mismo y liberar su mente de hábitos
estrechos y prejuicios, entonces está en el camino hacia el segundo
principio: la dimostrazione. En su búsqueda de la verdad, Da Vinci
insistía en cuestionar los conocimientos convencionales. Usaba la
palabra dimostrazione para expresar la importancia de aprender por
uno mismo, a través de la experiencia práctica.
Párese un momento y recuerde las veces que, el año pasado, se sintió
más vivo. Es posible que en ese momento sus sentidos se
intensificaran. Nuestro tercer principio, la sensazione, se centra en
agudizar los sentidos conscientemente. Leonardo creía que una
conciencia sensorial refinada era la clave para enriquecer la
experiencia.
Cuando agudice sus sentidos, adéntrese en las profundidades de la
experiencia y despierte su capacidad de cuestionamiento más infantil;
encontrará cada vez más incertidumbre y ambigüedad. La «duda
permanente» es el rasgo más distintivo de la gente creativa, y
probablemente Leonardo tenía más de ese rasgo de lo que nadie haya
tenido nunca. El principio número cuatro, sfumato, nos ayuda a
sentirnos más cómodos ante lo desconocido, a ser amigos de la
paradoja.
Para que el equilibrio y la creatividad puedan emerger de la
incertidumbre, es necesario el principio número cinco, arte /
scienza, o como lo llamamos actualmente: pensamiento «a cerebro
completo». No obstante, Da Vinci creía que el equilibrio traspasaba
las fronteras de la mente. No se cansaba de afirmar y demostrar la
importancia del sexto principio: la corporalità, el equilibrio entre
el cuerpo y la mente. Y si le parecen importantes los modelos, las
relaciones, las conexiones y los sistemas (si ansía comprender cómo
puede integrar sus sueños, sus éxitos, sus valores y las más altas
aspiraciones en su vida cotidiana), es que está aplicando el
principio número siete: la connessione, que los agrupa en sí mismo a
todos.
Cada principio va acompañado de extractos de los cuadernos del
maestro y presenta ilustraciones con pinturas o bocetos suyos, a lo
que siguen algunas cuestiones para la reflexión y la autoevaluación,
organizadas en fichas. Éstas están diseñadas para estimular su
pensamiento e inspirarle la aplicación de los principios. Después de
ellas, se propone un programa de ejercicios prácticos para cultivar
un renacimiento personal y profesional. Para sacarle todo el jugo a
Atrévete a pensar como Leonardo da Vinci, lea el libro hasta el final
y no haga los ejercicios. Simplemente observe las cuestiones para la
reflexión y autovaloración. Tras este primer vistazo, revise la
explicación de cada principio y entonces haga los ejercicios. Algunos
son fáciles y divertidos, mientras que otros suponen un reto para
nuestro trabajo interior. Todos ellos están diseñados para convocar
el espíritu del maestro a su vida diaria. Además de los ejercicios,
encontrará una bibliografía recomendada y una lista de recursos para
ayudarle a investigar y aplicar cada principio. La bibliografía
incluye recomendaciones sobre el Renacimiento, la historia de las
ideas, la naturaleza del genio y, por supuesto, sobre la vida y la
obra de Leonardo.
Fuente: ELPAIS.es - Cultura - 28-12-2005
Autor: Michael J. Gelb
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