Vamos
a hablar hoy un poco sobre el sentimiento de sí mismo.
Vale la pena que reflexionemos sobre esta cuestión
del sentimiento de sí mismo. Conviene que entendamos
a fondo la cuestión del falso sentimiento del "yo".
Todos
en el fondo aquí de nuestro corazón, tenemos
siempre el sentimiento de sí mismos. Mas conviene saber
si este sentimiento es correcto o equivocado. Es necesario
pues, entender lo que es este sentimiento del "yo".
Ante
todo, urge entender que las gentes estarían dispuestas
a abandonar el alcohol, el cine, el cigarrillo, las pachangas,
etc., menos sus propios sufrimientos. La gente adora sus propios
dolores, sus sufrimientos. Se despegarían más
fácilmente de un rato de alegría que de sus
propios sufrimientos; sin embargo, parece paradójico
que todos se pronuncian contra los mismísimos sufrimientos,
que se quejan de sus dolores; mas cuando en verdad hay que
abandonarlos, en modo alguno están dispuestos a semejante
renunciación.
Ciertamente,
tenemos una serie de fotografías vivientes de sí
mismos. Fotografías de cuando teníamos dieciocho
años, fotografías de cuando erramos muchachos,
fotografías de cuando éramos hombres de veintiún
años, fotografías de cuando teníamos
veintiocho o treinta, etc., etc., etc. A cada una de estas
fotografías psicológicas le corresponde toda
una serie de sufrimientos -eso es ostensible-, y gozamos examinando
tales fotografías, nos deleitamos en narrar a los demás
los sufrimientos de cada edad, las dolorosas épocas
por las que pasamos, etc.
Hay
un gusto bastante exótico, bohemio -dijéramos-,
cuando narramos a otros nuestros dolores; cuando les decimos
que somos gente de experiencia; cuando les contamos las aventuras
de muchachos; la forma como tuvimos que trabajar para ganarnos
el pan de cada día; la época más dolorosa
de la existencia cuando andábamos por ahí buscando
los centavos para subsistir, ¡Cuantos dolores, que tormentos!
En todo eso gozamos.
Cuando
estamos haciendo ese tipo de narraciones, somos verdaderamente
bohemios, entusiastas. En vez de deleitarnos en este caso
con el alcohol o con el cigarro, nos deleitamos con la historieta,
con la novela, con lo que nos pasó, con lo que dijimos,
con lo que nos dijeron, con la forma en que vivimos, etc.,
etc.
Es
una especie de bohemia bastante exótica, que nos gusta.
En modo alguno parece que estamos dispuestos a abandonar nuestros
propios sufrimientos. Ellos son pues el narcótico que
a todos gusta, el deleite que a todos agrada. Y mientras más
accidentada una vida, parece que nos sentimos más exóticos,
más bohemios con nuestros dolores; cosa absurda, por
cierto.
Pero
observen ustedes que a cada situación corresponde un
sentimiento. Un sentimiento del "yo", del mí
mismo. Sentimos que somos, sentimos que existimos.
En
este momento están ustedes reunidos aquí escuchándome,
yo estoy hablándoles. Ustedes sienten que sienten,
tienen aquí en el corazón el sentimiento de
si mismos, ¿y están seguros de que ese sentimiento
es el correcto?
Posiblemente
que sí están seguros de eso. Acaso ese sentimiento
que en este momento tienes, el sentimiento de existir, el
sentimiento de ser y de vivir, ¿será el verdadero
o será un falso sentimiento?
Conviene
que seamos un poquito reflexivos en estas cuestiones. Cuando
andábamos por ahí tal vez en las cantinas, o
cuando ambulábamos por los cabarets, ¿tendríamos
sentimiento? Sí, es obvio que lo tenemos, y ¿ese
sería el correcto? A cada edad corresponde un sentimiento,
porque uno es el sentimiento de uno cuando tiene dieciocho
años y otro el que tiene cuando tiene veinticinco,
otro es el sentimiento de los treinta y otro el de los treinta
y cinco, y un anciano de ochenta años indudablemente
tendrá su propio sentimiento, ¿cuál de
ellos seria el verdadero?
Es
algo muy tremenda esta cuestión del sentimiento de
sí mismos. Es que uno siente que siente, uno siente
que existe, uno siente que vive, uno siente que es, uno siente
que siente. Tiene corazón y siente, y dice: "yo,
yo, yo". Pero son muchos los "yoes", ¿cuál
de los sentimientos será pues el exacto? Reflexionen
ustedes un poco en esta cuestión, ¡piensen! Vale
la pena tratar de comprender esta cuestión.
Si
uno desintegra un "yo" cualquiera -tengamos el del
resentimiento con alguien-, está contento de haberlo
desintegrado; pero si el mismísimo sentimiento continua,
hay algo que está fallando en el trabajo. Sencillamente
esto nos indica que el tal "yo" que creíamos
haber desintegrado, no se ha desintegrado, puesto que el sentimiento
del mismo continúa.
Si
perdonamos a alguien, y más aún, si cancelamos
el dolor que ese alguien nos ha producido, pero continuamos
allá con un sentimiento igual, pues esto nos está
indicando que no hemos cancelado pues, ese agravio o ese mal
recuerdo o esa mala acción que alguien nos produjo.
El "yo" del resentimiento continúa vivo.
Estamos
tocando un punto muy delicado puesto que todos estamos en
el Trabajo de sí mismos y sobre sí mismos. ¿Cuantas
veces hemos creído por ejemplo, que hemos desintegrado
un "yo" de la venganza? -Suponiendo-, pero el sentimiento
aquel que teníamos continúa, esto nos indica
que no logramos entonces desintegrar tal "yo", eso
es obvio. De manera entonces, que en nosotros existen tantos
sentimientos cuantos agregados psíquicos o "yoes"
tenemos en nuestro interior. Si tenemos diez mil agregados
psíquicos, indubitablemente tendremos diez mil sentimientos
de sí mismos. Cada "yo" tiene su propio sentimiento.
Así
pues, una pauta a seguir en nuestro trabajo sobre sí
mismos, es esta cuestión del sentimiento. Intelectualmente
podremos haber aniquilado el "yo" del egoísmo,
pero ¿continuará acaso existiendo en nosotros
el sentimiento del egoísmo, ese sentimiento de primero
"yo", y segundo "yo" y tercero "yo"?
Seamos
sinceros consigo mismos, y si continúa existiendo tal
sentimiento, es porque el "yo" del egoísmo
aún existe.
Así
pues, hoy les he invitado a ustedes a comprender esta cuestión
del sentimiento. Cuesta mucho trabajo que las gentes, pues,
se resuelvan a entender la necesidad de desintegrar el Ego,
pero más trabajo cuesta que entiendan lo que es el
sentimiento. Suele ser tan fino que se escapa, es tan sutil.
En
todo caso, en este trabajo sobre sí mismos, mis queridos
hermanos, hay tres líneas que nosotros debemos entender:
1º, el trabajo sobre si mismos, con el propósito
de desintegrar los agregados psíquicos que en nuestro
interior tenemos, viva personificación de nuestros
errores. 2º: El trabajo con los demás. necesitamos
aprender a relacionarnos con los demás, y 3º:
el amor al trabajo, el trabajo por el trabajo mismo. Son las
tres líneas a seguir.
Si
una persona, por ejemplo, dice que está trabajando
y cree que está trabajando sobre sí misma, pero
no se presenta ningún cambio en esa persona, si el
sentimiento equivocado del yo continúa, si su relación
con sus semejantes es igual, entonces esta demostrado que
esa persona no ha cambiado y si no ha cambiado, pues entonces
no está trabajando sobre sí misma correctamente,
eso es obvio.
Necesitamos
cambiar, mas si después de un cierto tiempo de trabajo
el sentimiento del "yo" continúa igual, si
el proceder con las gentes es el mismo, ¿podría
acaso afirmarse que hemos cambiado? En verdad que no, y el
propósito de estos estudios consiste en cambiar. El
cambio debe ser radical, porque hasta la propia identidad
que poseemos debe llegar a perderse para sí mismos.
Un
día, por ejemplo, Arce buscará a Arce y ya Arce
no existe, se habrá perdido a si mismo, eso es claro.
Un dia Uzcátegui dirá: que se hizo de Uzcátegui?
Ya no existe, ha desaparecido para Uzcátegui. Así
que en realidad de verdad, hasta la mismísima identidad
tiene que perderse para sí mismos. Tenemos que volvernos
absolutamente diferentes.
Yo
conozco aquí mismo entre los hermanos, sé de
algunos -cuyo nombre no menciono-, que hace años, años
y años que están estudiando aquí conmigo,
aquí los veo, lo mismo, no han cambiado, tienen su
misma conducta, cometen los mismos errores; como los cometieron
hace veinte años los cometen hoy, igual. Mas no indican,
no acusan, ningún cambio; no hay nada nuevo en ellos.
¿Como son? Como eran hace veinte años, o hace
diez o hace cincuenta. ¿Cambio? Ninguno, entonces ¿qué
están haciendo esas gentes? ¿Que hacen aquí?
Pues están perdiendo el tiempo miserablemente, verdad?
Porque el objeto de nuestros estudios es cambiar psicológicamente,
convertirnos en seres diferentes, pero si continuamos siendo
lo mismo, si XX fulano es el mismo que era hace diez años,
pues entonces no ha cambiado, ni está haciendo nada,
está perdiendo su tiempo, eso es obvio.
Los
invito a todos ustedes a esta reflexión, ¿quieren
cambiar o no quieren cambiar? Si van siempre siendo los mismos
entonces, ¿que están haciendo? ¿Con que
objeto están aquí reunidos en la 3ª Cámara,
¿para qué? Hay que ser más reflexivos.
Una
guía a seguir es esta cuestión del sentimiento
del "yo". El sentimiento del "yo" es siempre
equivocado, nunca es correcto. Debemos distinguir entre el
sentimiento del "yo" y el sentimiento del Ser. El
Ser es el Ser y la razón de ser del Ser es el mismo
Ser. El sentimiento del Ser es siempre correcto, pero el sentimiento
del "yo" es un sentimiento equivocado, un sentimiento
falso.
¿Por
que gozarán los hermanos con sus fotografías,
con las fotografías psicológicas de hace veinte
y hace treinta y hace cincuenta años? ¿Que les
pasa?
Cada
fotografía psicológica va acompañada
de un sentimiento diferente. Sí, el sentimiento del
jovencito de dieciocho años que se emborracha, el sentimiento
del muchachito de veinte años que anda con la noviecita
o por los caminos de la perversidad, etc. ¿Cuál
de esos será el correcto? El que teníamos cuando
éramos muchachos de dieciocho años o el que
tenemos hoy en día a la edad de cincuenta o sesenta
años? ¿Cuál será el verdadero?
Ninguno
de esos sentimientos es verdadero, ninguno de esos es correcto,
todos esos son falsos. Falso es cuando se siente uno un hombre
de dieciocho que tiene el mundo por delante y que las noviecitas
le sonrien. Falso es el muchachito aquel de los veinte que
cree que por su cara bonita va a dominar el mundo. Falso es
el del jovenzuelo aquel de los veinticinco que anda de ventana
en ventana. Todo eso es falso ¿Cuál de esos
sentimientos seria el real? Sólo la Conciencia les
puede dar un sentimiento real.
No
olviden ustedes que entre la Conciencia y el Ser no hay mucho
distanciamiento que se diga. Son tres los aspectos de la Vida:
el Ser -el Sat, en sánscrito-, la Conciencia -Chita-
y la felicidad -Ananda-, pero la Conciencia Real del Ser,
que no está muy distante del Ser en sí mismo,
se encuentra enfrascada entre toda esa multiplicidad de agregados
psíquicos que personifican a nuestros errores y que
en nuestro interior cargamos. Sólo ella puede darnos
un sentimiento correcto pero ese sentimiento seria cruel para
los demás, porque los demás están enfrascados
en falsos sentimentalismos que nada tienen que ver con el
verdadero sentimiento del Ser.
l
sentimiento de la Conciencia Objetiva, Real, es lo que cuenta,
es lo importante; pero para poder tener nosotros ese sentimiento
verdadero de la Conciencia Real y Objetiva, necesitamos antes
que todo, desintegrar los agregados psíquicos. A medida
que vayamos desintegrando los diversos agregados, viva personificación
de nuestros defectos, la Voz de la Conciencia se irá
haciendo cada vez más fuerte. El sentimiento del Ser,
es decir, de la Conciencia, irá sintiéndose
cada vez más y más en forma intensiva; y a medida
que vayamos sintiendo con la Conciencia, nos daremos cuenta
de que el falso sentimiento del "yo" nos conduce
al error.
Mas
esto es sumamente fino, sumamente delicado, porque en la vida
todos nosotros hemos sufrido demasiado, eso es obvio. También
hemos marchado por el camino del error, eso es patético;
y en todos los aspectos de nuestra vida, en cada proceso,
en cada instante, hemos sentido aquí en el corazón
algo, algo, algo, algo que se llama sentimiento. Ese algo
lo hemos siempre considerado como la voz de nuestra Conciencia.
Lo hemos considerado como el sentimiento de sí, como
el sentimiento real al cual hemos obedecido; como el único
que puede conducirnos por el camino recto, etc. Mas desgraciadamente
hemos estado equivocados, mis queridos hermanos.
Como
prueba de nuestra equivocación, es que más tarde
hemos tenido otro sentimiento completamente diferente, totalmente
distinto, y mucho más tarde otro sentimiento más
distinto, entonces, ¿cuál de los tres era el
verdadero? Entonces, hemos sido víctimas todos de un
auto-engaño. Siempre nos ha guiado a nosotros o siempre
hemos confundido al sentimiento del "yo" con el
sentimiento del Ser. Hemos sido víctimas de un auto-engaño,
y aquí no puede haber excepciones, hasta yo mismo,
marché por el camino del error, cuando creí
que el sentimiento del "yo" era el sentimiento del
Ser. No hay excepciones, todos hemos sido víctimas
del auto-engaño.
Llegar
a sentir, de verdad, llegar a tener el sentimiento preciso,
es algo tremendo. Ese sentimiento preciso es el de la Conciencia
Superlativa del Ser. En todo caso nosotros debemos marchar
por el camino de la aristocracia de la inteligencia y de la
nobleza del Espíritu. A medida que avancemos por esa
senda tan difícil del auto-conocimiento y de la auto-observación
de sí mismos, de momento en momento, iremos también
aprendiendo a sentir correctamente. Iremos aprendiendo a conocer
el sentimiento auténtico de la Conciencia Superlativa
del Ser.
El
Ser para nosotros es lo que cuenta, es lo importante y el
sentimiento juega gran papel en esta cuestión del Ser,
pero muy hondo papel. Cuantas veces creímos que andábamos
bien por el camino de la vida, guiados por el sentimiento
vivo de una auténtica realidad; sucedió que
entonces andábamos peor que antes, porque nos guiaba
un falso sentimiento, el del "yo".
Hay
personas que no son capaces de despegarse el falso sentimiento
del "yo", jamás. Tienen una serie de fotografías
sobre si mismas que no abandonarían por nada de la
vida, ni por todos los tesoros del mundo. Gozan con sus dolores
y renunciar a ellos seria peor que la muerte misma. Las gentes
viven quejándose y gozan de las quejas, y nunca abandonarían
sus dolores. Es terrible esto que les estoy diciendo, doloroso,
pero es la verdad.
Por
un falso sentimiento del "yo" podemos perder toda
una existencia, integra. Si pasan veinte años, y los
treinta, y los cuarenta, y los cincuenta, y los sesenta y
llegamos a los ochenta -si acaso llegamos, porque muchos mueren
antes de los ochenta-, con ese mismo falso concepto o falso
sentimiento del "yo" para ser más claro,
y ese falso sentimiento que tenemos del "yo" nos
embotella completamente en el Ego y al fin morimos, sin haber
dado ni un paso adelante.
Por
lo común, las gentes al enfrentarse a la vida no reciben
las experiencias directas en la Conciencia, no. Tienen una
serie de preconceptos, prejuicios, -en la mente- terribles.
Cualquier reto pues, es de inmediato, dijéramos, escudado
por algún prejuicio o preconcepto. Todo lo que sucede
en la vida llega, no directamente a la Conciencia, sino a
toda esa multiplicidad de prejuicios que tenemos dentro, a
toda esa diversidad de sentimientos equivocados y contradictorios,
pero nunca a la Conciencia y en consecuencia, pues permanecemos
dormidos por toda la vida.
Miremos
un viejo neurasténico por ejemplo, de ochenta anos,
rancio y torpe en el pensar, embotellado en algún dogma,
tiene un sentimiento de sí mismo totalmente equivocado.
Cuando algo le llega, no toca su Conciencia, todo lo que le
llega, llega a su mente y esta, como está llena de
tantos prejuicios, costumbres, hábitos mecánicos,
etc., pues reacciona de acuerdo con su propio condicionamiento,
pues reacciona violentamente, cobardemente, etc., etc., etc.
¿Saben
ustedes de algún anciano de ochenta años reaccionando?
Ya lo conoce uno, siempre da las mismas reacciones, ¿por
qué? Porque todo le llega a su mente, pues no le toca
nunca su Conciencia, llega a su mente y luego allí
la mente lo interpreta a su modo. La mente juzga todo lo que
le parece, como está acostumbrada a juzgar, como cree
que es verdadero, y el falso sentimiento del "yo"
respalda la forma equivocada de pensar. Total, que quien tiene
un falso sentimiento del "yo" pierde su existencia
miserablemente.
Es
que hay que llegar al correcto sentimiento, pero este es el
de la Conciencia. Nadie podría llegar a tener ese correcto
sentimiento, si antes no desintegrara los agregados psíquicos.
A medida que uno va desintegrando los agregados psíquicos,
el correcto sentimiento se va a manifestar. Cuando la desintegración
es total, también el sentimiento correcto es total.
Pero
por lo común, el sentimiento correcto de si mismo está
en pugna con el sentimiento falso del "yo". Es que
el sentimiento correcto de la Conciencia pues, está
mucho más allá de cualquier código de
ética, más allá de cualquier código
moral establecido por alguna religión, etc. Por lo
común, los conceptos morales establecidos por las distintas
religiones, pues en el fondo resultan falsos.
Como
la Conciencia humana hoy en día está tan dormida,
sucede pues que se han inventado distintos sistemas pedagógicos,
sociales, éticos, educativos y morales, para que nosotros
marchemos por el camino recto, pero nada de eso sirve para
nada. Hay una ética propia de la Conciencia, pero esta
resultaría inmoral para los santurrones de las diversas
denominaciones religiosas.
Existe
un libro que es el de los Paramitas en el Tíbet Oriental,
con una ética que no encajaría jamás
dentro de ningún culto, porque es de la Conciencia;
y no me estoy pronunciando contra ninguna forma religiosa,
únicamente contra ciertas formas o contra ciertos -dijéramos-
armazones oxidados, dentro de los cuales está embotellada
hoy en día la mente y el corazón. Ciertas estructuras
caducas y degeneradas de falsa moral convencional, contra
eso es que me estoy pronunciando.
En
estos estudios no se trata de seguir o de vivir de acuerdo
con ciertas formas petrificadas de moral, aquí lo que
se debe es desarrollar la capacidad de la comprensión.
Nosotros necesitamos constantemente enjuiciarnos a sí
mismos con el propósito de saber qué tenemos
y qué nos falta. Hay mucho que debemos eliminar y mucho
que debemos adquirir, si es que queremos marchar por el camino
recto. Mas el sentimiento equivocado del "yo" no
permite a muchos avanzar por la difícil senda de la
liberación, siempre se confunde a ese sentimiento equivocado
del "yo" con el sentimiento del Ser. Y si no abrimos
bien los ojos, como se dice, el sentimiento equivocado del
"yo" puede hacernos fracasar a todos en la presente
existencia.
El
Ser es lo que cuenta, pero está muy hondo, muy profundo.
Realmente el Ser en sí mismo es la Mónada Interior.
Recordemos a Leibnitz y sus famosas "Mónadas".
La Mónada en sí misma es lo que podríamos
denominar Nashemah en hebreo, es decir, Atman-Buddhi. Atman,
¿quién es Atman? Es el Intimo, el Ser. Sobre
eso nos dice algo precisamente, el libro "Dioses Atómicos":
"Antes de que la falsa aurora apareciera sobre la tierra,
aquellos que sobrevivieron al huracán y a la tormenta
alabaron al Intimo, y a ellos se les aparecieron los Heraldos
de la Aurora."
Neschamah,
es decir, Atman-Buddhi, es la Mónada citada por Leibnitz
en su "Filosofia Monádica". Atman es el Intimo,
Buddhi es el Alma Espiritual, la Conciencia Superlativa del
Ser; los dos, integrados, constituyen la Mónada, eso
es obvio. La Mónada a su vez, se ha desdoblado en el
Alma Humana, que es el "Manas Superior" de los orientalistas,
esa Alma Humana, en principio es germinal completamente, pero
de ella por desdoblamiento, ha resultado la Esencia, que es
lo único que los animales intelectuales tienen dentro
encamado. Esa Esencia está enfrascada entre los diversos
agregados psíquicos que en nuestro interior llevamos.
En
hebreo, Neschamah es precisamente Atman, Atman en su parte
inefable. Buddhi es "Ruach" y Atman-Buddhi se dice
"Ruach" en general. Nephesih es el Alma Humana o
Alma Causal, de donde deriva precisamente la Esencia que cada
cual tiene en su interior. Esa Esencia hay que despertarla,
es la parte de Conciencia que tenemos dentro. Esa Esencia
hay que ponerla en actividad, desgraciadamente está
dormida, está metida dentro de los agregados psíquicos
inhumanos que en nuestro interior cargamos, por desgracia.
Es
necesario entender que cuando uno trabaja sobre sí
mismo, entra en el camino de la Revolución de la Conciencia,
aspira algún día recibir sus Principios Anímicos
y Espirituales, es decir, convertirse en templo de la Mónada
Interior, porque es obvio que una Esencia desarrollada, desenvuelta,
despierta, se integra, se fusiona completamente con el Alma
Humana en el Mundo Causal. Mucho más tarde viene lo
mejor: el desposorio, la integración de esa Alma Humana
con la Mónada, cuando eso sucede, el Maestro se auto-realizó
totalmente.
Así
que lo que tenemos, que es la Esencia, debe ser trabajada.
Debemos empezar por desembotellarla, por desenfrascarla, es
una fracción del Alma Humana en toda criatura y hay
que despertarla porque está dormida entre cada uno
de los agregados psíquicos que en nuestro interior
llevamos.
Esa
Esencia tiene su propio sentimiento correcto, que es diferente,
completamente diferente del falso sentimiento del "yo".
Esa Esencia realmente, con su sentimiento, emana de la verdadera
Alma Causal o Alma Cósmica. Así, el sentimiento
que la Esencia tiene, es el mismo que tiene el Alma Cósmica,
el mismo que existe en el Alma-Espíritu, es el mismo
que existe en el Intimo o Atman.
Cuando
uno entra por este camino, descubre que se ha metido por la
Senda de la Revolución de la Conciencia, y la Revolución
de la Conciencia es tremenda, porque trae de hecho aparejada
la revolución intelectual y la revolución física.
La Revolución de la Conciencia provoca una serie de
revoluciones intelectuales extraordinarias y a su vez, como
resultado, aparece la revolución física. En
la Alquimia, por ejemplo, se habla de la reincrudación
del cuerpo físico, de la invulnerabilidad y de la mutación.
Es obvio que aquel que ha conseguido el despertar total, aquel
que ha logrado la iluminación, puede alimentarse con
el Arbol de la Vida, y de hecho su cuerpo físico, si
así lo quiere, puede volverse invulnerable, mutante,
y eso lo consigue mediante la reincrudación alquimista.
Un Iluminado sabe muy bien como se logra la reincrudación.
Así son tres revoluciones en una: la de la Conciencia
que trae aparejada la revolución intelectual y la otra,
la revolución física.
Los
grandes Adeptos de la Conciencia, esos que lograron verdaderamente
el despertar, son iluminados, muchos de ellos son inmortales.
Recordemos nosotros a nada menos que a Sanat Kumará,
el "Anciano de los Días" el fundador del
Colegio de Iniciados de la Blanca Hermandad. Trajo su cuerpo
físico a la Tierra, vino desde Venus. Ese gran Maestro,
habiendo ya pasado más allá de toda necesidad
de vivir en este mundo, se ha quedado en este mundo para ayudar
a los que marchan por la rocallosa senda que conduce a la
liberación final. Sanat Kumará es alguien que
puede sumergirse totalmente en el Océano de la Gran
Luz, pero ha renunciado a toda dicha para quedarse aquí
con nosotros, y está con nosotros, por Amor a nosotros.
En
el camino este que estamos recorriendo, urge entender la forma
de relacionarnos correctamente con nuestros semejantes. Si
trabajamos sobre sí mismos, debemos también
levantar la antorcha para iluminar el camino de otros, para
mostrar a otros el Sendero, y eso es lo que hacen precisamente
los Misioneros Gnósticos: mostrar a otros la Senda
de la Liberación.
En
el oriente se habla claramente de dos clases de seres que
marchan por este camino: a los primeros los podemos denominar
los Saravakas y los Buddhas Pratyekas. Obviamente, ellos son
ascetas, saben que el falso sentimiento del "yo"
lo conduce a uno al fracaso. Lo entienden, ellos se han preocupado
por trabajar intensamente sobre sí mismos, han hecho
sus votos, algunos de ellos hasta han diluido al Ego, pero
no trabajan por los demás, no hacen nada por el prójimo.
Estos Buddhas Pratyekas y Saravakas obviamente gozan de cierta
iluminación y de cierta felicidad, mas nunca han llegado
en realidad de verdad, a ser verdaderos Bodhisattwas en el
sentido más estricto de la palabra.
Hay
dos clases de Bodhisattwas: los que tienen el Bodhisita en
su interior y los que no lo tienen. ¿Que se entiende
por el Bodhisita o Bodhisito? Sencillamente de que a base
de distintas renunciaciones y de Kalpas enteros, rnanifestandose
en los mundos y renunciando a cualquier grado de felicidad,
trabajan por la humanidad. Estos tienen los Cuerpos Existenciales
en Oro Puro, porque eso es el Bodhisitta: los Cuerpos ExistenciaIes
Superiores del Ser y la Sabiduría de la experiencia
adquirida a través de sucesivas eternidades.
El
Bodhisita de un Budha es propiamente un Bodhisattwa debidamente
preparado, que puede perfectamente realizar con eficiencia
todos los trabajos que el Budha Interior le ha confiado. ¿Creen
ustedes acaso que el Bodhisattwa que en realidad de verdad
se ha desarrollado en el terreno vivo del Bodhisita, podría
acaso llegar a fracasar en los trabajos que tiene que realizar?
Obviamente que no, porque está debidamente preparado.
Se
entiende por Bodhisito, precisamente a todas esas experiencias,
a todos esos conocimientos adquiridos a través de las
edades, a los Vehículos de Oro Puro, la sabiduría
patente del Universo. Obviamente, el Bodhisattwa, provisto
de tal Bodhisito, se manifiesta a través de distintos
Mahanvantaras y a la larga viene a convertirse verdaderamente
en un ser omnisciente. La Omnisciencia es algo que hay que
conseguir, que hay que lograr, que en modo alguno nos viene
de regalo; es un producto de distintas manifestaciones cósmicas
y de incesantes renunciaciones.
El
Bodhisattwa que posee dentro de sí mismo al Bodhisito,
es decir, todas esas sumas de conocimientos, experiencias
y Vehículos de Oro, etc., jamás se dejaría
guiar por un falso sentimiento del "yo". Pero este
falso sentimiento del "yo" suele refinarse espantosamente.
Hay individuos que han logrado muchos refinamientos espirituales
y sin embargo aún son víctimas del falso sentimiento
del "yo". Entender esto es básico en la Gran
Obra, es fundamental.
Todos
tenemos derecho a aspirar a la iluminación, pero tampoco
debemos codiciar la iluminación. Antes de codiciarla,
debemos nosotros preocuparnos por la desintegración
de los agregados psíquicos que en nuestro interior
cargamos; vigilar en forma intensiva ese falso sentimiento
del "yo", aniquilarlo, porque puede estancarnos,
puede llevarnos al auto-engaño, puede hacernos pensar
que vamos muy bien, puede hacernos creer que es la Voz de
la Conciencia, cuando en realidad de verdad es la voz del
Ego.
Quiero
que entiendan ustedes, claramente, que un día ustedes,
tienen que ir fabricando dentro de sí mismos al Boddhisito,
es decir, elaborando esa experiencia, elaborando ese conocimiento
que les va dando el trabajo sobre sí mismos. Con tal
conocimiento, con tal experiencia, ustedes no fallarán.
A medida que ustedes vayan desintegrando los agregados psíquicos
que les dan a ustedes el falso sentimiento del "yo",
irán alimentándose con el Pan de la Sabiduría,
con el Pan Transubstancial venido de lo Alto, porque cada
vez que uno desintegra un agregado psíquico, libera
un porcentaje de Conciencia y adquiere de hecho una virtud,
un conocimiento nuevo, algo extraordinario.
A
propósito de virtudes, he de decirles que el que no
es capaz, por ejemplo de apreciar las gemas preciosas, tampoco
podría saber cual es el valor de las virtudes. El valor
de estas en sí mismas, es precioso, mas no es posible
adquirir virtud alguna si antes no desintegramos el defecto
antitético. Por ejemplo, no podríamos adquirir
la virtud de la Castidad si no desintegramos el defecto de
la Lujuria. No podríamos adquirir la virtud de la Mansedumbre,
si no eliminamos de sí mismos el defecto del Resentimiento.
No podríamos adquirir la virtud del Altruismo, si no
eliminamos el defecto del Egoísmo.
Lo
que importa pues, es que nosotros vayamos comprendiendo la
necesidad de eliminar los defectos, sólo así
irán naciendo en nosotros las gemas preciosas de las
virtudes. En todo caso, el objetivo de esta plática
de hoy ha sido: llamarles la atención sobre el falso
sentimiento del "yo". Tendrán ustedes que
aprender a sentir la Conciencia, a tener un correcto sentimiento
de la Conciencia Superlativa del Ser. Esa Conciencia Superlativa
emana o deviene originalmente de Atman, el Inefable, es decir,
del Intimo, del Ser.
Así
mis queridos hermanos, hasta aquí vamos dejando esta
plática, si alguno de ustedes quiere preguntar algo
en relación con el tema, bien puede hacerlo con la
más entera libertad.
P.-
Venerable Maestro: que relación existe entre las sensaciones
y el sentimiento?
R.-
Las sensaciones, sensaciones son, y las hay positivas y negativas.
Toda sensación, por ejemplo, es el resultado de alguna
radiación o impresión externa. Por ejemplo:
viene a nosotros una sensación de dolor, debido a que
alguien nos lo produjo, ya sea con la palabra o sencillamente
nos dió un "trancazo"; entonces tenemos una
sensación de dolor. Y una sensación de alegría:
cuando alguien nos trata bien, o cuando olemos un perfume
delicioso. En todo caso las sensaciones son sensaciones, pero
el sentimiento se lleva en el corazón, es diferente,
va en el centro emocional, y nunca se debe confundir el sentimiento
auténtico del Ser, del Atman, de la Mónada,
de la Esencia, etc., del Ser en general, con el sentimiento
del "yo". Cada "yo" tiene su forma de
sentimiento, y por lo común, esos sentimientos del
"yo" nos llevan al fracaso. ¿Alguna otra
pregunta? Todos puedes preguntar, que ninguno quede con dudas.
Tiene la palabra hermano.
P.-
Venerable Maestro: en cada edad o etapa del individuo, se
manifiestan determinados "yoes" característicos...
R.-
Ciertamente que sí, de acuerdo con la Ley de Recurrencia.
Porque si en la pasada existencia a los treinta años
tuvimos una "bronca" en la cantina, el "yo"
de aquella riña permanece en el fondo de nosotros mismos,
aguardando el instante de los treinta años para volver
a salir otra vez. Cuando llegue esa edad, saldrá entonces,
irá a buscar una cantina con el propósito de
encontrarse con el sujeto aquel con quien riñó.
Lo mismo hará aquel, y al fin se encontrarán
ambos en la cantina y volverán a reñir, esa
es la Ley de Recurrencia. Y si a la edad de veinticinco años
tuvimos una aventura amorosa, pues también a esa misma
edad el "yo" que estaba allí aguardando en
el fondo, saldrá a la superficie, controlará
el intelecto, controlará el corazón e irá
a buscar a la amada de sus ensueños. Ella hará
lo mismo y ambos se reencontrarán para repetir la aventura.
Así que el robot humano está programado por
la Ley de Recurrencia. ¿Alguna otra pregunta?... En
todo caso el Ser, el verdadero Ser, no se expresa en el animal
intelectual, vive normalmente en la Vía Láctea,
se mueve en la Vía Láctea. Lo que actúa
en este mundo es el robot programado por la Ley de Recurrencia.
Hay
necesidad de desintegrar el Ego y despertar la Conciencia
para que la Mónada, Atman-Buddhi, el Ruach Elohim que
según Moisés "labraba las aguas en el principio
del Mundo", el Rey-Sol, vuelva naturalmente a expresarse
dentro de nosotros, venga a la manifestación, ingrese
en nuestra humana persona. Sólo El puede hacer.
Las
gentes creen que hacen y no hacen nada. Actúan de acuerdo
con la Ley de Recurrencia, son máquinas programadas
y eso es todo.
P.-
Venerable Maestro, fue la segunda guerra mundial una recurrencia
de la primera?
R.-
Pues claro, así es, y siempre se repite todo, de acuerdo
con la Ley de Recurrencia, eso es verdad. La segunda guerra
mundial no fue sino la repetición de la primera, y
la tercera no será sino la repetición de la
segunda. ¿Alguna otra pregunta?
P.-
Maestro: puede explicarnos como es que uno puede creer que
ha eliminado el defecto, cuando en realidad no es así?
R.-
Sí, puede creerse que se ha eliminado tal o cual defecto
psicológico, pero si el sentimiento de ese "yo"
continúa en nosotros, significa que no ha sido eliminado.
De manera que esa es una forma en que este conocimiento nos
permite a nosotros saber si hemos eliminado tal o cual "yo".
Es un patrón de medida que nos permite descubrir si
hemos o no hemos eliminado tal o cual agregado psíquico.
P.-
Maestro: cómo podría explicarnos el hecho de
que el Angel Adonaí tenga Karma?
R.-
Bueno, Adonaí, el Hijo de la Luz y de la Alegría,
que yo sepa no tiene Karma. Si se demoró en haber eliminado
algún elemento indeseable, pues, eso ya pasó.
P.-
Venerable Maestro: Tengo entendido que el Karma de Adonaí
eran por los recuerdos del Alma.
R.-
Bueno, pero eso es una conjetura, tenemos que marchar sobre
los hechos. Yo no sé que Adonaí tenga Karma,
por lo menos no he sido informado sobre eso, esa es la cruda
realidad. Tengo entendido que no tiene Karma. Ahora tiene
cuerpo físico y vive en Europa, es un Adepto maravilloso,
pertenece al Círculo Consciente de la Humanidad Solar
que opera sobre los Centros Superiores del Ser; vive y pasa
como un desconocido en Europa, en Francia. ¿Hay alguna
otra pregunta?
P.-
Maestro: además de Sanat Kumará, hay otros Kumarás?
R.-
Pues, por Kumará se entiende a todo Individuo Resurrecto,
cualquier fulano XX; con tal de que resucite es un Kumará.
Obviamente los Kumarás, lo mismo que los Pitris, son
los que ayudaron a crear, a dar vida a la forma física
humana que tenemos. Me parecen todavía más interesantes
todavía que los Kumarás los Agnishvatas, que
son Dioses Solares, son bastante interesantes. Por cierto
los Dioses Solares que gobernaron por ejemplo a la Tierra,
a la humanidad de la Primera Raza volvieron al Sol. Habían
venido del Sol y regresaron al Sol y en la futura Sexta gran
Raza raíz volveremos a tener la visita de los Dioses
Solares. Vendrán del Sol, vivirán entre la humanidad
y establecerán la Sexta Raza Raíz sobre la faz
de la Tierra. Gobernarán a los pueblos, naciones y
lenguas, ellos son gobernantes. Entre las doce constelaciones
del zodiaco, obviamente la más importante es la de
Leo. El Sol tiene en Leo su trono. Los Dioses Solares vienen
periódicamente a la Tierra, cada vez que se inicia
una nueva Raza.
Pero
bueno, no nos apartemos tanto de la cuestión que hemos
planteado. Debemos llevar en mente la necesidad de estudiarnos
un poco mas a si mismos, de poner atención en esta
cuestión del sentimiento del "yo", y hasta
aquí mis palabras.
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