Así
que, existen dos tipos de Humanidad: al uno lo llamaríamos
la humanidad mecánica y al otro lo llamaríamos
la Humanidad Consciente.
Para
pasar del centro de gravedad mecánico al centro de
gravedad consciente, hay que trabajar, hay que apelar a esa
tercera fuerza, cual es la del trabajo gnóstico sobre
sí mismos, aquí y ahora...
El
Hombre número 1, es el hombre meramente instintivo,
mecanicista; en él predominan los centros del instinto
y el mecánico, o motor.
El
Hombre número 2, es el individuo emocional, un individuo
que se mueve en el mundo de las emociones inferiores, de las
pasiones, de los deseos animales, etc.
El
Hombre número 3, es el hombre meramente intelectual,
el hombre que está razonando todo el día, toda
su vida; que fundamenta todas sus actividades, exclusivamente
en el centro intelectual.
Los
hombres número 1, 2 y 3, forman el círculo de
"confusión de lenguas"; los hombres 1, 2
y 3 son la "Torre de Babel", porque en ese círculo
hay confusión de lenguas: el intelectual no entiende
al hombre emocional; el instintivo, no entiende al emocional;
el emocional no entiende al intelectual; el emocional tampoco
entiende al instintivo, ni el instintivo al emocional... Allí
hay confusión de lenguas, nadie entiende a nadie. El
hombre intelectual dice una palabra y aquél lo escucha
a su modo; si un hombre intelectual afirma algo y se lo dice
a un hombre emocional, el hombre emocional no entenderá
al intelectual: interpretará las palabras del intelectual
de acuerdo con sus emociones, les dará una traducción
completamente diferente. A su vez, el hombre instintivo, cuando
dice algo, el intelectual lo escucha a su modo, lo interpreta
de la manera que le parece que es correcta... El emocional
no podría tampoco entender al instintivo; cuando afirma
algo el instintivo, no lo entiende. Total, que aunque se hable
el mismo idioma en un país, los hombres 1, 2 y 3 no
se entienden entre sí, viven en el círculo de
la confusión de lenguas, en el círculo de Babel.
Allí nadie entiende a nadie; cuesta mucho trabajo que
los hombres número 1, 2 y 3 se entiendan entre sí.
Los hombres número 1, 2 y 3 interpretan las cosas a
su modo, como les parece que es, y resulta que ninguno entiende
a ninguno. Los hombres 1, 2 y 3, son los que han provocado
las grandes guerras en el mundo; la primera y segunda guerra
mundial fueron provocadas por los hombres 1, 2 y 3...
Se
necesita pasar al Hombre número 4, antes de pertenecer
al "Reino"; el Reino está constituido por
los hombres 5, 6 y 7. En el Reino, todos se entienden entre
sí, allí no hay "confusión de lenguas".
El
Hombre número 5, posee un Cuerpo Astral y sabe que
lo posee, lo usa a voluntad. El Hombre número 6, posee
un Cuerpo Mental y sabe que lo posee; el Hombre número
7, posee un Cuerpo Causal y sabe que lo posee...
La
confusión, el problema de la humanidad, está
en los hombres 1, 2 y 3, los de la Torre de Babel, los de
los problemas. Estos son los que verdaderamente han hecho
mucho daño; yo creo que las Jerarquías Divinas
deberían ya apartar al 1, 2 y 3 y dejar en paz a los
hombres 4, 5, 6 y 7, porque los 1, 2 y 3 están causando
problemas desde hace mucho tiempo y no se entienden entre
sí.
Obviamente,
viene una gran catástrofe que se encargará de
hacerle esa operación quirúrgica a la humanidad,
de apartar las "ovejas" de los "cabritos",
(así está escrito)...
¿Cuál
es el hombre número 4? El hombre número 4, es
el hombre que ha equilibrado los centros de su máquina
orgánica, es el hombre que ya posee una Luna que él
mismo se ha fabricado, una Luna psicológica; es el
mismo que ya ha creado un centro de gravedad consciente; este
tipo de hombre está listo para entrar en las actividades
del Reino.
Sabido
es, que para crear una Luna en nosotros, es decir, un centro
de gravedad consciente (esto es: un centro de gravedad permanente),
hay que apelar a una tercera fuerza, eso es obvio; esa tercera
fuerza es el trabajo esotérico. Nosotros aquí
vamos dándoles a ustedes las enseñanzas que
necesitan para que puedan crear en sí mismos, un centro
de gravedad consciente. Obviamente, quien quiera crearse tal
centro debe empezar por abandonar las auto-consideraciones,
el auto-sentimentalismo.
Cuando
uno se quiere mucho a sí mismo, cuando se considera
demasiado, cuando está lleno de auto-sentimentalismos,
suspiros, congojas, tristezas, etc., por lo común odia
a sus semejantes; es decir, cuanto más se ame uno a
sí mismo, cuanto más piedad sienta uno de sí
mismo, tanto más odiará a todos aquellos que
le rodean. Los demonios más vengativos, los hombres
más perversos, son aquéllos que se quieren demasiado
a sí mismos, que se auto-valoran, que están
llenos, repito, de auto-sentimentalismos, de auto-compasión;
más si uno se aborrece a sí mismo, entonces
amará a sus semejantes.
No
quiero decirles a ustedes que uno debe llegar a ser masoquista;
no, hasta allá no llego en este discurso, no hay necesidad
de ser masoquista; pero sí quiero decirles que uno
debe reconocer sus propias imperfecciones, uno debe aceptar
que es una criatura mecánica, que la vida de uno se
mueve sobre los carriles de los hábitos, de las costumbres
adquiridas; uno debe aceptar que está lleno de celos,
de rencores, de resentimientos espantosos...
Cuando
uno lo acepta, cuando acepta que es un vil gusano del lodo
de la tierra, cuando acepta que es una criatura mecánica,
cuando se aborrece a sí mismos, comienza entonces a
formar, comienza a crear dentro de sí, el centro de
gravedad consciente.
Así,
pues, se pasa del centro de gravedad mecánico al centro
de gravedad consciente, mediante el trabajo sobre sí
mismo; esa es la tercera fuerza.
No
está de más, aclararles a ustedes esta noche,
que nosotros aquí, en nuestra institución, les
vamos a enseñar a trabajar sobre sí mismos,
para que ustedes puedan crear, en sí mismos, el centro
de gravedad consciente. Cuando ustedes puedan ya darle forma
a ese centro, dejarán de ser individuos mecánicos,
se convertirán en criaturas conscientes, habrán
formado en sí mismos, dijéramos, una Luna psicológica
consciente.
Obviamente,
tenemos que hacer muchas creaciones dentro de nosotros mismos.
Mucho más tarde, en el tiempo, ustedes necesitarán
crear algo más; necesitarán crear al Sol psicológico
dentro de si mismos; entonces se convertirán, indubitablemente,
en Hombres Solares. Más no podrían ustedes pasar
a ser Hombres Solares, si antes no han asimilado, en sí
mismos, la Inteligencia Solar, es decir, si antes no han creado
dentro de sí mismos al Sol Espiritual, al Sol Consciente,
al Sol-Cristo.
Así
que, habremos de empezar por crear la Luna psicológica,
antes de poder crear el Sol psicológico dentro de nosotros
mismos, aquí y ahora. Mucho más tarde, en el
tiempo, será necesario crear la Galaxia psicológica
interior, dentro de nuestra humana naturaleza. Posteriormente,
ese Infinito conocido (el "Infinito de Einstein",
lo llamaría yo), ese Infinito que tiene alrededor de
unos 100.000 millones de Galaxias, cada una con 100.000 millones
de Soles, etc. (hasta donde los telescopios pueden percibir,
dentro de unos 600.000 años-luz), debe ser también
creado dentro de nosotros mismos; cuando eso sea, nos habremos
elevado a la estatura de Dioses.
Más
si pensamos nosotros en los varios Infinitos, que pueden ser
demostrados mediante las matemáticas transfinitas,
entonces comprenderemos que las posibilidades para nosotros
son también transfinitas...
Si
en un pizarrón ponemos nosotros el signo del infinito
y le adicionamos otro: infinito más infinito es igual
a infinito, esta operación matemática nos permite
sentar un axioma (no una simple teoría, sino un axioma):
la tesis de los varios infinitos... Hay un Infinito y mucho
más allá otros, y todos los Infinitos tienen
por fundamento el Absoluto.
Ahora
bien, quiero decirles mis estimables hermanos, que un hombre
que fabricó su Luna psicológica, o sea, un centro
de gravedad consciente, de hecho se independizó de
la mecánica lunar, porque existe un principio de la
homeopatía que dice: "similian similius curando"
("lo símil con lo símil se cura). Así
también diríamos nosotros, que si la Luna mecanicista
nos tiene convertidos en puros entes mecánicos, podemos
independizarnos creando una Luna psicológica dentro
de sí mismos, o sea, un centro de gravedad consciente
(así nos independizamos de esa fuerza lunar que produce
las altas y bajas mareas, que sirve de pesa para esta mecánica
de la Naturaleza).
Pero
eso no es todo: un individuo que posee el centro de gravedad
consciente, porque ha fabricado una Luna psicológica
consciente, que le ha permitido independizarse de la mecánica
lunar, obviamente debe crear un Sol psicológico dentro
de sí mismo. ¿Cuándo lo crea? Cuando
fabrica los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, mediante
el cumplimiento del Deber Parlock del Ser, o sea, del deber
cósmico del Ser que tiene tres factores: Morir, o destrucción
de los "elementos indeseables" que en nuestro interior
llevamos; Nacer, el nacimiento segundo ("el que no nace
del agua y del fuego, dijo Jesús el gran Kabir a Nicodemus,
no entrará en el Reino de los Cielos". Para entrar
en el Reino, hay que crear los Cuerpos Existenciales Superiores
del Ser, es decir, hay que "nacer del agua y del fuego");
tercero, Sacrificio por la Humanidad, pues si somos egoístas,
si no trabajamos por nuestros semejantes, si no levantamos
la antorcha en alto para iluminar el camino de otros, no progresaremos;
el egoísta, por muy pietista que sea, no realizará
progresos en estos estudios.
Así
que, hermanos, la creación del Sol psicológico
dentro de sí mismos, tiene tres factores que ya conocen
ustedes: Morir, Nacer y Sacrificarse por la Humanidad...
Cuando
uno se asimila la Inteligencia Solar, las ideas solares, se
convierte en un Hombre Solar. El Sol ha querido y quiere crear
Hombres Solares; él ha depositado en nuestras glándulas
endocrinas sexuales, los gérmenes para el Hombre Solar.
Pueden perderse esos gérmenes y lo normal es que se
pierdan; es un ensayo el que está haciendo el Sol,
un ensayo muy difícil: crear Hombres, Hombres Solares...
Durante la época de Abraham, el profeta, logró
muchas creaciones; en los primeros ocho siglos del cristianismo,
consiguió crear algunos hombres; en la Edad Media,
unas pocas creaciones; por este tiempo, lucha el Astro-Rey,
haciendo el último esfuerzo para crear Hombres, antes
de la destrucción de esta Raza. Cuando una humanidad
pierde todo interés por las ideas solares, el Sol también
pierde todo interés por esa humanidad y la destruye;
entonces crea una nueva Raza para su experimento en el laboratorio
de la Naturaleza: crear Hombres Solares.
Obviamente,
no sería posible la creación de Hombres Solares
si nosotros no cooperáramos con el Sol. Tenemos, en
las glándulas sexuales, los gérmenes para el
Hombre, pero se necesita de la disponibilidad al hombre. Si
cooperamos, si trabajamos de acuerdo con las ideas gnósticas,
entonces el Hombre Solar nacerá en nosotros, surgirá.
Esto es semejante a la mariposa que se forma dentro de la
crisálida: cuando está ya lista, sale el insecto,
vuela... Así también, nosotros somos como crisálidas:
debe formarse dentro de nosotros el Hombre Solar, pero para
que se forme hay que cooperar (eso es fundamental). Cuando
uno coopera, nace el Sol en uno, un Sol psicológico,
el Hombre Solar.
El
Sol quiere una cosecha de Hombres Solares y obviamente, tiene
derecho a esa cosecha porque él ha creado esa delgadísima
película de la vida orgánica sobre la costra
terrestre; eso le da más derechos (si un agricultor
siembra, tiene derecho a cosechar). El Sol ha establecido,
sobre la corteza de nuestro mundo, una vida orgánica,
una delgadísima película de vida orgánica.
No negamos que esa delgadísima película es una
fábrica de dolor (¿quién lo negaría?).
Pero el Sol tiene derecho, repito, a una cosecha de Hombres
Solares; eso es lo que él quiere. Por tal propósito,
él tiene derecho a reclamar ese pago, puesto que ha
trabajado; el que trabaja, necesita de su pago...
Así
que, si queremos crear la Luna psicológica, es decir,
un centro de gravedad consciente dentro de nosotros, y posteriormente,
después de eso, el Sol psicológico, necesitaremos
del sacrificio; sin el sacrificio no es posible crear una
Luna psicológica. Y vamos a hablar nosotros un poquito
sobre el sacrificio...
Si
por ejemplo dejamos nosotros de querernos a sí mismos,
en eso hay sacrificio; pero tenemos una marcada tendencia
a querernos demasiado, el "yo" del amor propio existe
en nosotros, eso es obvio, y dejar uno de quererse a sí
mismo, implica sacrificio.
Para
dejar de quererse a sí mismo, tiene uno que aprender
a recibir con agrado las manifestaciones desagradables de
sus semejantes. Si uno es capaz de eso, pues es capaz también
de dar vida a su centro de gravedad consciente; pero en eso
hay sacrificio.. ¿Ustedes son capaces, acaso, de recibir
con agrado las palabras de un insultador? ¿Estarían
ustedes seguros de sonreír ante el que les ha abofeteado
el rostro? ¡Seamos sinceros consigo mismos: debemos
cambiar y esto sólo es posible a base de sacrificios!
Recibir con agrado las manifestaciones desagradables de nuestros
semejantes, implica sacrificio; dejar a un lado la auto-consideración,
el auto-sentimentalismo, es sacrificio.
Por
lo común siempre se protesta contra los que nos hieren
con la palabra y es un error protestar. La persona que nos
está hiriendo, nos está dando una nueva oportunidad
extraordinaria: nos está brindando nada menos que un
"gimnasio psicológico", mediante el cual
es posible aprender a recibir con agrado las manifestaciones
desagradables de nuestros semejantes... ¿Qué
sería de nosotros si no existieran los insultadores?
¿Dónde nos entrenaríamos, en qué
lugar, cuál sería el "gimnasio psicológico"?
Sí, nosotros necesitamos que nos insulten, que nos
hieran y hasta que nos abofeteen; pero lo importante es aprender
a recibir con agrado todas las ofensas, pues si uno descubre
que tiene el "yo" de la ira, va a tener que trabajar
con ese "yo" de la ira: habrá que comprenderlo
íntegramente y luego suplicar a la Divina Madre Kundalini,
elimine de su naturaleza psicológica tal "yo".
Si uno tiene dentro de sí el "yo" del amor
propio, habrá que rogar a la Divina Madre Kundalini,
habrá que suplicarle y ella eliminará de nuestra
naturaleza ese "yo"; entonces no nos amaremos, o
no nos auto-amaremos a si mismos.
De
manera que los insultadores son útiles, eso es obvio...
¿Y qué diremos de los celos? Si uno logra destruir
los celos en sí mismo, no solamente los celos pasionales,
sino también los celos religiosos, los celos políticos,
etc., pues habrá dado un gran paso. Tiene uno que declararse
enemigo de si mismo: de sus auto-consideraciones, de sus auto-alabanzas,
de los miedos secretos; tiene uno que independizarse de los
celos, del orgullo, de la vanidad, si es que en realidad de
verdad desea crear, dentro de si mismo, un centro de gravedad
consciente. Quienes realmente lo han logrado, son hombres
número 4. El Hombre número 4, está ya
listo para fabricarse un Cuerpo Astral y entrar en el camino
de los hombres número 5.
El
Hombre número 5, vive en el Mundo Astral, absolutamente
consciente; quien posee un Cuerpo Astral, puede viajar con
ese cuerpo a través del espacio, puede visitar otros
planetas, puede estar en contracto con el Círculo Consciente
de la Humanidad Solar, que opera sobre los Centros Superiores
del Ser. Un hombre número 5, a su vez, está
listo para convertirse en hombre número 6, y se convierte
en hombre 6 cuando se fabrica un Cuerpo Mental; entonces es
capaz de captar toda la sabiduría de la Naturaleza.
El hombre número 6 se convierte en hombre 7 cuando
se ha fabricado un Cuerpo Causal; entonces puede recibir sus
principios anímicos y espirituales y convertirse en
un Hombre Solar, en un Hombre de verdad.
Por
eso les decía que después de haber fabricado
la Luna psicológica, habrá que fabricar el Sol
psicológico; pero estos avances se realizan a base
de puros sacrificios.
¿Cómo
podría un hombre, que ha fabricado el Sol psicológico
y la Luna psicológica, un Hombre Solar, por ejemplo,
convertirse en un Hombre galáctico si no bajara? Debe
bajar a la "Novena Esfera" a la "Forja de los
Cíclopes", a los mundos infiernos; para resucitar
más tarde, elevarse más tarde a las Estrellas
y convertirse en lo que se llama un "Hombre Galáctico",
debe crearse una Galaxia dentro de sí mismo y solamente
se la creará mediante el sacrificio, bajando ya a los
mundos infiernos. Un Hombre galáctico, tiene perfecto
derecho a viajar de Galaxia en Galaxia; esto significa que
puede, de hecho, ingresar a una tripulación inter-galáctica.
¿Qué
diríamos del hombre que se eleva ya al estado de infinito,
que ha creado un infinito dentro de si mismo? Para hacerlo,
tiene que bajar a sufrir, tiene que entrar en las entrañas
de algún mundo, conocer las Leyes Infinitas y luego
volver a subir; entonces se crea un infinito dentro de si
mismo. Un hombre así, puede viajar de Galaxia en Galaxia
(lo merece, es un Dios). Más existen posibilidades
cada vez más grandes: se puede penetrar en el futuro
infinito, o en otros Infinitos, y elevarse de grado en grado,
pero cada subida está precedida por una bajada; no
es posible subir si antes no se ha bajado.
Sólo
mediante el sacrificio se puede uno transformar y convertirse
en algo diferente; empero no hay que confundir una bajada
con una caída. Obviamente, aquéllos que no han
llegado a la alta iniciación, confunden muy fácilmente
una caída con una bajada, eso es obvio... Esos son
los que en el movimiento dicen: "el maestro tal está
caído, el hermano tal se cayó", y echan
a volar sus lenguas sin conocimiento de causa, no entienden
las leyes de la Alquimia, no han estudiado jamás el
"Apocalipsis" desde el punto de vista esotérico,
nada saben sobre el "Génesis" alquimista;
esos calumnian a los Maestros...
Así
que, debemos ser severos en el análisis, profundos
en la reflexión; así que, debemos comprender
el trabajo que hay que hacer. Necesitamos irnos elevando poco
a poco, de grado en grado, y pasar del centro de gravedad
mecánico al centro de gravedad consciente y esto solamente
es posible mediante una tercera fuerza. Esa tercera fuerza
es el trabajo esotérico gnóstico.
Nosotros
aquí les vamos a entregar a ustedes los medios, todos
los sistemas, toda la ciencia que necesitan para convertirse
en personas número 4. Necesitamos, pues, que entiendan
que sólo ese tipo de personas son las que ya poseen
un fuerte centro de gravedad consciente.
Hasta
aquí mis palabras de esta noche. ¡Paz Inverencial!
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